![](/cadiz/prensa/noticias/201204/23/fotos/4261078.jpg)
Hollande pone un pie en el Elíseo
La ultra Marine Le Pen, que batió el récord de su padre en 2002, será árbitro del duelo final con Sarkozy, debilitado por el voto de castigo
PARÍS. Actualizado: GuardarEl socialista François Hollande puso ayer un pie en el palacio del Elíseo al imponerse en la primera vuelta de las presidenciales francesas por entre dos y tres puntos de ventaja al candidato saliente, el conservador Nicolas Sarkozy, que será su rival en el duelo final del 6 de mayo. La vencedora moral del escrutinio fue la ultraderechista Marie Le Pen (18,5% a 20%, según los primeros datos) que batió el hito marcado por su padre hace diez años y se convierte en árbitro de la segunda vuelta al capitalizar el voto de castigo a la política del centro-derecha y el descontento popular de los sectores más afectados por la crisis económica y el paro.
Con entre el 28,4% y el 29,2% de los votos en las estimaciones al cierre de los colegios electorales, Hollande confirmó su vitola de favorito y revalidó las opciones para transformarse dentro de dos semanas en el primer líder de la izquierda que en entroniza en el Elíseo desde que François Mitterrand lo hizo en 1988. El candidato socialista, que acaparó más de diez millones de votos, se ve favorecido por la correlación de las fuerzas de izquierda, que totalizan el 43% de los sufragios, ligeramente por encima de lo que los analistas denominan el umbral de certeza.
Destinatario de entre el 25,5% al 27% de las papeletas, Sarkozy fracasó en su tentativa de imponerse en la primera vuelta y se convirtió en el primer presidente saliente de la historia que no se sale en cabeza de la cita preliminar con las urnas. Antes que el aspirante a la reelección el general Charles de Gaulle, el centrista Valéry Giscard d'Estaing, el socialista Mitterrand y el conservador Jacques Chirac habían conquistado la primera plaza en la ronda previa aunque el logro no fue siempre garantía de éxito.
Mitterrand conquistó el Elíseo en 1981 tras quedar segundo en la primera vuelta pero había perdido en 1974 tras superar a Giscard en la fase eliminatoria. A la inversa, Chirac accedió al poder en 1995 a pesar de haber quedado por detrás de Jospin quince días antes.
El revés de Sarkozy le deja virtualmente fuera del Elíseo según los analistas pues le priva de la dinámica favorable que prima al finalista vencedor con la que contaba para arrastrar a quienes apuestan por el caballo ganador. El escrutinio le deja además con escasas reservas de votos en el campo de la derecha ya que los estudios demoscópicos revelan que menos de la mitad del electorado lepenista está dispuesto a votar por él el 6 de mayo.
Tercer peldaño
Sobre el papel, Sarkozy podrá contar con mejores trasvaces de votos desde el centro del democristiano François Bayrou (8,5% a 9%) y el soberanismo del eurófobo Nicolas Dupont-Aignan (1,7% a 2,1%). En su primera participación la ultraderechista Marine Le Pen se encaramó al tercer peldaño del podio con un capital electoral que supera el 16,86% de los sufragios obtenido por su padre, Jean-Marie Le Pen, en 2002 cuando eliminó al socialista Lionel Jospin a las primeras de cambio. Según algunas estimaciones la candidata del Frente Nacional desborda incluso el récord marcado entonces por la extrema derecha que totalizó el 19,20% de las papeletas al sumar el 2,34% alcanzado por el disidente Bruno Mégret, protagonista de una escisión ya reconciliada.
El izquierdista Jean-Luc Mélenchon (de 10,2% a 11,7%) quintuplicó el resultado de la comunista Marie-George Buffet, que había obtenido el 1,93% en 2007. La ecologista Eva Joly (de 2,1% a 2,2%) quedó lejos del límite que da derecho al reembolso de los gastos mientras que fueron testimoniales los resultados de los trotskistas Philippe Potou (1,2% a 1,3%) y Natahalie Arthaud (0,6% a 0,8%). Cerró la tabala el inclasificable Jacques Cheminade (0,2% a 0,3%).
La abstención rondó el 20%, cuatro punto más que en 2007, cuando se batió un récord de participación. Entonces el electorado acudió en masa a las urnas (83,8%) para expiar la mala conciencia de haber permitido cinco años antes con su absentismo (28,4%) la calificación del ultra Le Pen en detrimento del socialista Lionel Jospin.
La elección presidencial, gran ceremonia del sufragio universal sobre la que gira toda la política francesa, confirmó su excepcionalidad movilizadora tras una serie de elevadas abstenciones registradas en comicios menores: 38,95% en las municipales de 2008, 59,37% en las europeas de 2009, 53,6% en las regionales de 2010 y 55,68% en las cantonales de 2011. A pesar de la profunda desconfianza de la ciudadanía hacia la clase política, el fuerte pesimismo alimentado por la crisis económica y la impresión ampliamente compartida de una campaña electoral poco apasionante, la batalla por el Elíseo volvió a acaparar el interés de los franceses, conscientes de que estaba en juego su destino.