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Antonio Ávila, Susana Díaz, Mario Jiménez y Mar Moreno (PSOE), José Antonio Castro, Rosalía Martín, José Luis Centella, Willy Meyer y José Antonio Pérez Tapia (IU). :: EFE
ANDALUCÍA

Compañeros frente a camaradas

La desconfianza de los primeros días, el pulso sobre el déficit o sobre el calendario fueron sorteadas gracias a mucho diálogo y café Entresijos de una negociación en la que PSOE e IU pactaron el programa de gobierno

MARÍA DOLORES TORTOSA
SEVILLA.Actualizado:

«Las políticas primero, después ya veremos». El portavoz de la delegación de Izquierda Unida, José Luis Centella, dejó muy claro desde la primera vez que su grupo se sentó frente a la delegación del PSOE que esta negociación iba a ser diferente. Solo existía un antecedente de un pacto de gobierno en la Junta, el del PA. Entonces las conversaciones giraron desde el principio en el reparto de sillones. Los socialistas, comandados por Susana Díaz, tuvieron que cambiar el chip de inmediato.

Si todo sale según la hoja de ruta habrá por supuesto reparto de consejerías. Está pendiente del referéndum de IU este martes. Pero antes que esto hay un extenso programa de gobierno de 250 medidas que ha sido la argamasa sobre la que se ha construido la alianza entre ambas formaciones. Una alianza tejida con muchas horas de diálogo y muchas tazas de café. «Nunca he tomado tanto café en mi vida», comenta uno de los delegados. Pero sobre todo, mucha discreción. La ausencia de filtraciones sobre la evolución de las conversaciones quizás sea la clave del resultado de estas. «Ha ido bien porque ha habido mucha cordialidad, seriedad y discreción», cuenta otro delegado.

Pero tirando del hilo se averigua también que las conversaciones entre compañeros (PSOE) y camaradas (IU) no han sido siempre a partir un piñón. Algunas fueron muy tensas. Hasta en tres ocasiones se levantaron de la mesa. El pasado día 18, después de aquella aparición acaramelada de Díaz y Centella anunciando el pacto, hubo un atranco que a punto estuvo de tirar por la borda la negociación. Precisamente en el primer reparto de sillones, el de la Mesa del Parlamento.

Discusiones acaloradas

Hasta entonces hubo otras discusiones más acaloradas, las del déficit público y las del calendario y método de la negociación. La asunción del límite al endeudamiento era una línea roja para el PSOE. IU finalmente ha cedido, pero con muchas matizaciones. El documento deja claro que es por imperativo legal del Gobierno del PP, pero no por convencimiento.

Sobre el calendario, el PSOE quería que antes del día 19, cuando se constituye el Parlamento, estuviera todo listo. También que IU se pronunciara desde un primer momento sobre si iba a entrar en el Gobierno o no. Entonces vino lo de «primero políticas, después ya veremos». El PSOE cedió a hablar del programa y a esperar el referéndum, pero logró que antes de la constitución del Parlamento se escenificara el acuerdo político, lo que llevaba consigo reparto de poder. En este ten con ten han dejado para después del día 24 la discusión sobre las áreas que tendrá IU, pero esta ya ha amarrado lo principal: una vicepresidencia del Gobierno que ocupará Diego Valderas y no menos de tres consejerías. A Centella, que el citado día 18 sufría un cólico nefrítico que le arrastró a urgencias dos veces, se le oyó decir por teléfono: «Menos de tres consejerías, nada».

El timón de la negociación política lo han llevado Susana Díaz y Mario Jiménez (PSOE) y José Luis Centella, Willy Meyer y José Antonio Castro (IU). Mientras que Mar Moreno, Antonio Ávila (PSOE) y José Antonio Pérez Tapia y Rosalía Martín (IU) han estado más centrados en la redacción del programa. Griñán y Valderas han conversado por teléfono en tres ocasiones para desatascar situaciones tensas. Una de ellas cuando se acordó, pasadas las tres de la tarde del día 18, que Manuel Gracia fuera presidente del Parlamento y no Ignacio García.

Las conversaciones empezaron con desconfianza preventiva de los socialistas sobre José Luis Centella. Como secretario general del PCE y portavoz en el Congreso, temían que Centella pudiera trapichear con la gente de Rubalcaba a espaldas de Andalucía. Los de Griñán no lo iban a consentir. La delegación de IU tuvo que convencer a los 'compañeros' socialistas de que los telefonazos de Centella no iban a Madrid, sino a Valderas.

Otro momento de ceño fruncido de los socialistas fue cuando los 'camaradas' de IU se plantaron y pidieron el estado de las cuentas. Las conversaciones han coincidido con la ofensiva del Gobierno sobre la solvencia de la Junta de Andalucía. Por lo que había gran desconfianza y se trasladó a la mesa. El encargado de exponer los números fue el consejero de Economía, Antonio Ávila. IU echó mano de Pedro Vaquero, exdiputado con gran experiencia en los asuntos presupuestarios, para cotejar los documentos. Las cifras no están para tirar cohetes, pero «no se está engañando como dice el PP, ya quisieran otras comunidades tener la situación de Andalucía», dice un delegado de IU.

Pese a los tira y afloja, todos coinciden en haberse sorprendido por las afinidades personales, el rigor y la solvencia de los del otro lado. «Si cara al futuro hay gobierno de coalición, se ha sembrado mucha confianza», resume un miembro socialista de la comisión negociadora.

Recordando la foto de Centella y Díaz el día 18 cuando presentaron el pacto cabría parafrasear a Bogart en el final de 'Casablanca': «Louis, este puede ser el principio de una bonita amistad». Pero esto no es una película. Es una serie. Continuará.