Éxtasis atlético y supervivencia valencianista
El equipo rojiblanco desplegó su mejor juego ante la confusión y aturdimiento de los visitantes
MADRIDActualizado:El Atlético en la Liga Europa es incomparable. Planteado un duelo con dos identidades adictas al psicoanalista pocos podían apostar por un golpe en la mesa con la autoridad que aporreó el equipo madrileño a su rival. Los de Simeone se arrogaron el mando con firmeza y determinación y sacudieron a un Valencia que se libró del noqueo porque estiró sus posibilidades desde el féretro. El conjunto rojiblanco es el primero que gana diez partidos consecutivos en la segunda competición continental.
Renunció de partida el Atlético a su banda izquierda en ataque al descolgar a Diego a la mediapunta para provocar la superioridad y volcar su juego a la derecha de Arda Turan. Allí, el inspirado turco trastornó a sus defensores y reprimió cualquier instinto de cruzar el mediocampo del alegre Jordi Alba. Primero penetró para servir a Diego y el disparo del brasileño se encontró con la agilidad de Diego Alves. Después fue Adrián quien se encontró con el guardameta. Finalmente, la insistencia del estambuleño fructificó ante el primer error de una larga lista de los zagueros valencianistas en la noche del Vicente Calderón. Rami se confió, Turan logró centrar, el balón tropezó en Jordi Alba y Falcao cabeceó a gol.
Apenas nueve minutos había tardado el Atlético de Madrid en sacar la escopeta y cazar a sus rivales arropados por el ambiente de altos decibelios del Vicente Calderón. Los nervios agarrotaban a los defensas de Unai Emery, que muy despistados y desacertados se entregaban al diván. Mientras, Arda Turan persistía en sus intenciones y trataba de aprovechar la bicoca ‘ché’. Los levantinos analizaban y se preguntaban desorientados. Solo cuando los de Diego Simeone redujeron su presión y se abonaron a la prudencia atisbaron una esperanza de supervivencia los mediterráneos. De hecho, la reserva rojiblanca supuso un pecado letal. Bajaron los brazos y esperaron el descanso al cumplir el minuto 45 cuando una salida titubeante de Courtois permitió un saque de esquina. Del córner salió un cabezazo de Rami que recogió Jonas para empujar a gol el empate mientras los atléticos se desesperaban contra el árbitro y su fatal destino.
Con la sensación reparadora de haber superado su accidente, regresó el Valencia al segundo tiempo. Emery retrasó a Mathieu al lateral y adelantó a Jordi Alba. Posiciones más acordes con su carrera pero que no cambiaron la misma somnolencia y distracciones. Entonces el Atlético no perdonó. En dos parpadeos los de Simeone añadieron un par de goles más a su cuenta y hundieron a los mediterráneos en sus dudas. Miranda cabeceó solo dentro del área un saque de falta de Diego y una jugada después Adrián abrió gas para anotar el tercero de su escuadra. Víctor Ruiz contempló la aceleración y el gol del habilidoso delantero en primera fila.
Aunque la desventaja sacudió un poco al moribundo Valencia, el Atlético mandó durante el resto del partido. Concentrados, activos y con instantes de brillantez, los rojiblancos trazaron uno de sus mejores noches en el Vicente Calderón en los últimos tiempos. Incluso Falcao respondió a sus limitaciones con el balón en los pies al fabricar una jugada al borde del área que culminó con un zurdazo a la escuadra rival entre el éxtasis de la orilla del Manzanares. El colombiano, en su competición preferida, suma 10 goles y se acerca a los 18 que anotó en Europa la pasada temporada.
La única razón por la que el equipo de Emery evitó la debacle fue por la figura emergente de Diego Alves. El brasileño repartió varias intervenciones acertadas ante el acoso local. Solo él pudo salvar de la defunción al ahogado Valencia que repitió su incapacidad a domicilio en Europa, ya que solo en una de sus nueve visitas retornó a la ciudad del Turia con un triunfo. Unai Emery optó al final por un cuerpo a cuerpo con un doble cambio que añadió más futbolistas de ataque al césped –Piatti y Canales-. Sin embargo, la pelota ya se había enamorado de los madrileños y la supervivencia parecía imposible. Atropellados y sin capacidad para la solución, la sombra de la reciente goleada encajada ante el Espanyol apareció hasta que en el tiempo añadido Ricardo Costa atrapó un saque de esquina de Tino Costa que acabó en gol ante el cuestionado Courtois. Una brizna de aire que supo a paraíso porque la opción de viajar a Bucarest todavía se mantiene a pesar de la lección recibida en el Vicente Calderón.