Nadal pone la directa
El español consiguió el pase a semifinales de Montecarlo gracias a un triunfo no tan brillante pero sí muy práctico.
MONTECARLOActualizado:Sin brillo pero efectivo. Sin la excelencia del día anterior pero capaz de continuar sin ceder un solo set. Sin poder arrollar a su oponente como el jueves pero muy seguro desde el fondo de la pista y decisivo en los momentos claves del choque. Ese fue el tenista balear este viernes ante el suizo Stanislas Wawrinka en el encuentro más igualado que ha tenido hasta el momento en tierras monegascas. Ese fue el número dos del mundo en su cuadragésima victoria consecutiva en Montecarlo. Rafa Nadal se impuso a Wawrinka por 7-5 y 6-4 y se clasificó para semifinales del primer Masters 1.000 de la temporada sobre tierra batida. En su próximo duelo se verá las caras con Gilles Simon.
Desde el principio del encuentro el manacorense intentó calcar el guión desarrollado ante Kukushikin: meterse en la pista, tirar con su temida derecha sobre tierra batida y jugar profundo. Y lo consiguió en el primer tramo del choque. Muy cómodo desde la línea de fondo, comenzó el encuentro según marcan los cánones: con una rotura del servicio de su rival.
Cogiendo su derecha desde todos los puntos de la pista, Nadal mandaba en el punto. Pero pronto se pudo ver que enfrente en esta ocasión tenía a un rival que no estaba por la labor de ponerle la alfombra roja como hizo Kukushkin. El juego directo del suizo, con su estético y efectivo revés y su derecha invertida a la cabeza, impidieron que el balear se fuese en el marcador de la primera manga. Y no solo eso. Consiguió revertir la situación, romper el servicio del de Manacor y ponerse 5-4. «Cuando juegas con jugadores de más dificultad es más difícil brillar. Hoy era un jugador que de entrada, con el servicio, te mete mucha presión», explicó el español al final del encuentro a Televisión Española.
Nadal no estaba jugando bien. La comodidad de los primeros juegos se había transformado en dificultades y en tiros ganadores del suizo. Pero como hace siempre, como repite cada vez que la cosa se pone fea, sacó a relucir lo mejor de su tenis en los momentos delicados del set. No solo consiguió afianzar su saque en el décimo juego, sino que rompió el de Wawrinka. Aumentó la agresividad de sus golpes, profundizó su derecha, anguló su revés y cerró una primera manga que duró lo mismo que su anterior partido: una hora.
El partido ya era de Nadal . Una vez reconciliado con su juego de fondo y con la agresividad que necesita para alcanzar cotas mayores, se esperaba que el número 26 del mundo bajase un poco los brazos y se dejase llevar dado el desgaste sufrido en el primero. Y pese a que el suizo siguió dando guerra, el pupilo de Toni Nadal no dudó y cerró el partido de la mejor forma posible para sus intereses: con un saque directo. «Evidentemente, cerrar el partido con un 'ace' es una forma fantástica de cerrar un partido, sobre todo cuando vas 5-4 contra un rival complicado. Es una tranquilidad y me da confianza», manifestó el número dos del mundo.
Sobre el torneo que está realizando, el siete veces campeón en Montecarlo lo tiene claro: «Yo juro que voy día a día. He tenido muy poco tiempo para prepararme sobre tierra. Venía con un poco de dudas y por eso voy día a día. Estoy en semifinales y es una buena noticia».