Asa Larsson, sangre helada
Rebecka Martinsson, alter ego de la narradora sueca, desentraña otro asesinato glacial en 'Cuando pase tu ira', la cuarta entrega de su serie negra
MADRIDActualizado:"Si abandono los glaciales parajes del norte de Suecia, las novelas se me atascan". Así que Asa Larsson (1966) -nada que ver con su colega y compatriota Stieg- regresó al entorno polar de su Kiruna natal y situó allí su nueva novela, 'Cuando pase tu ira' (Seix Barral). Hielo, sangre, frio ártico, muertes glaciales y mucha intriga son, de nuevo, puntales del trepidante relato de un negro intenso que contrasta con la blancura del hielo en el que se cometen sus terribles asesinatos. Es la cuarta entrega de la serie de seis que Larsson tiene programada para su particular pareja de heroínas, la fiscal Rebecka Martinsson y la diminuta inspectora de policía Anna-María Mella. "Nada es eterno, ni la vida de mis personajes ni el éxito de las novela negra escandinava, que espero sea algo más que una moda. La sexta será la última" promete risueña esta pequeña gran autora.
Ha hecho de esta narración la más vendida de una serie que en Suecia va por el quinto título, y la mejor de todas según la crítica sajona. En un trepidante arranque asistimos al retorcido asesinato en un precioso y soleado día polar de dos jóvenes, Wilma y Simon. Una pareja que busca bajo el helado lago Vittangijärvi los restos de un avión alemán de la segunda guerra mundial. En plena inmersión, alguien tapa el agujero de hielo y corta la cuerda de seguridad. El deshielo primaveral devolverá los cadáveres y pondrá en marcha a la singular pareja de investigadoras. Los espíritus de los asesinados se convierten en narradores y ayudan al lector a desenmarañar una trama en la que se aborda el colaboracionismo sueco con los nazis en la segunda guerra mundial. "Algo que no hemos abordado con honestidad" lamenta Larsson.
"Si es mi mejor novela, quizá sea por el equilibrio entre los ingredientes negros, el desarrollo de los personajes y una estructura sostenida en un arranque muy potente que, como en un cuento, atrapa al lector" sostiene Asa Larsson. Para trabar sus novelas hace que su cerebro "funcione como una pantalla en la que se suceden las imágenes en un viaje en el que han de acompañarme los lectores".
Paletos polares
Rebecka Martinsson es un trasunto de la escritora, que antes de entregarse a sus gélidas y muy negras fabulaciones, trabajó como abogada fiscal. Tenía una boyante cuenta corriente y una creciente desilusión vital, hasta que lo dejó todo por la escritura. "Es lo único que me importa hoy, junto a mis hijos", dice. "Rebecka y yo somos hijas del norte, territorio desolado habitado por seres introvertidos, de modales rudos y grandes bebedores, a los que el resto de los suecos tienen por paletos" explica Larsson sin dejar de sonreír, demostrando que no es tan taciturna como sus paisanos.
La intriga criminal es para Larsson "una potente y eficaz herramienta" que permite abordar las complejidades de una sociedad como la sueca. "Es el azúcar que permite tragar la medicina más amarga y, quizá, la mejor manera de arrojar algo de luz sobre la parte oscura de nuestra realidad. La ficción te permite ir donde no llegarían el ensayo o un análisis muy sesudo" asegura.
Una parte oscura que tomó inimaginables y dantescos tintes con la masacre de Anders Breivick, que asesinó a 77 personas en la vecina Noruega y acabó con el mito del paraíso escandinavo. "Nunca habría imaginado un crimen como ese. Es un personaje endiablado y los periodistas tienen ahora una enorme responsabilidad para ir más allá del juicio y la locura de sus asesinatos; para desvelar qué hay más allá de su retorcida mente y el poso que la alienta. Para explicar por qué lo que escribe tiene lectores y seguidores" reta.
La tensión entre la bondad y la maldad que conviven en el interior de todo ser humano es el material narrativo de Larsson, no creyente pero formada el luteranismo más conservador, el laestadianismo, y que lee la Biblia "como una gran novela". Larsson trabajó en Estocolmo y conoció la dura competencia de bufetes y despachos lo suficiente para aborrecerla y huir. "Jamás me sentí integrada en ese mundo tan materialista en el que sólo se persigue el éxito y el dinero. Me puse a escribir y en cuanto pude dejé mi trabajo. Ahora comparto con Rebecka la tranquilidad de los pueblos como Kiruna -aunque vivo en el sur, en Mariefred- y la sensación de libertad que tenemos al llegar a casa".
El cine no tardó en apuntalar su éxito con la adaptación de su primera novela, 'Aurora boreal', que para su sorpresa se rodó en Kiruna, localidad minera que desaparecerá en breve la trasladarse a otro emplazamiento. "Seguí el consejo de mis amigos y no me involucré en el guión para poder seguir con mis historias" se felicita. Tras el potente debut, llegaron 'Sangre derramada' y 'La senda oscura' en la que vimos a Rebecka Martinsson en una situación terrible, víctima de un colapso nervioso y hospitalizada en Kiruna, donde había regresado para aclarar el asesinato de una mujer hallada en una barcaza de pesca.