pan y circo

Liga Pantone

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Me cansa soberanamente esta Liga de dos. El mundo (mediático) no se mueve si Mourinho no se queja, si Iker no le dedica un temita a su novia, si Piqué no se enfada, si Guardiola no deshoja la margarita... Harto. Estoy harto de esta competición ‘blanquigrana’. ¿Es que acaso no hay vida más allá, o mejor dicho, más abajo? ¿Es que no hay más colores en esta Liga nuestra? Me niego a pensar que lo que le manden a decir a Karanka sea más interesante que lo que puedan contar Pellegrini, Míchel, Simeone, Emery o Bielsa. A mí me apasionan las estadísticas, esos cuadritos llenos de números a los que se les puede dar tantas vueltas como minutos de aburrimiento tiene el día. A estas alturas del campeonato, y obviando lo que pasa en las altas esferas, no recuerdo una Liga tan igualada, con tan pocos puntos de diferencia en lo que antes era el pelotón perseguidor. Ahora, está claro, son el pelotón sin más, los que ven en las metas volantes su única posibilidad de saborear las mieles de la gloria. Pues esos equipos conforman la Liga Pantone, la que aún conserva todos los colores, porque a mí me resulta igual de aburrido el blanco y negro que el blanquigrana. Resulta emocionantes ver como entre el rojillo tono Europa League del Osasuna y el blanco milagroso de Vallecas hay diez equipos y solo seis puntos de diferencia. Eso por un lado. Por otro, el amarillo del submarino (el otro) que intenta no hundirse, o el blanquiazul malaguista que quiere hacer historia. Colores que dan vida a una Liga que no se acaban cuando llega el pelotón de cabeza.