«Hay dos finales justos: la absolución o la pena de muerte»
En su manifiesto afirmó ser miembro de una red de militantes nacionalistas, 'los Caballeros Templarios'
MADRIDActualizado:Anders Behring Breivik, juzgado por la masacre de 77 personas el verano pasado en Noruega, afirmó el miércoles que la pena de muerte o la absolución son los únicos "desenlaces justos" para su juicio. A una pregunta de la acusación, respondió además que las otras dos "células", que según él existen, pueden atacar en cualquier momento. "Sólo hay dos desenlaces justos en este caso: la absolución o la pena de muerte", declaró el extremista de derecha. "Una pena de cárcel de 21 años es patético. No deseo la pena de muerte pero respetaría el veredicto", dijo.
Durante la sesión de hoy, Breivik ha guardado silencio sobre sus contactos con otros extremistas nacionalistas que habrían conducido a la creación de los Caballeros Templarios, la organización mística a la que afirma pertenecer. "Yo no deseo hablar sobre eso", ha repetido Breivik en respuesta a las insistentes preguntas de la fiscal Inga Bejer Engh.
En su manifiesto de 1.500 páginas difundido el día de los ataques, el extremista de derecha de 33 años afirmó ser miembro de una red de militantes nacionalistas, los Caballeros Templarios, que habría sido fundada con otras tres personas en Londres en 2002. La policía noruega no ha logrado jamás probar la existencia de esa red.
Breivik ha explicado que entró en contacto "casualmente" en Internet con una persona en el extranjero en 2001, y que ese encuentro hizo nacer la idea de creación de los Caballeros Templarios. También ha reafirmado haber viajado a Liberia para encontrarse con un militante nacionalista serbio, aunque se negó a ofrecer el nombre de ese militante y las razones del encuentro, limitándose a mencionar un proceso de selección. "No quiero ofrecer informaciones susceptibles de conducir a detenciones suplementarias", ha dicho.
Breivik apenas ha explicado que utilizó dos historias diferentes para justificar su viaje a Liberia, un país africano entonces destrozado por una guerra civil y que describió como "un agujero". A las autoridades liberianas, Breivik dijo que se encontraba en misión por la UNICEF, y para ello llenó una de sus valijas con folletos robados a la sede de esa entidad en Noruega. A sus contactos africanos, explicó que se encontraba en un viaje de negocios ligado al comercio de diamantes.
Poco cooperante
Aunque el martes se mostró cooperativo con las preguntas relativas a su educación y su actividad profesional, cuando la acusación reforzó el camino del interrogatorio para aclarar cómo ocurrió su radicalización, Breivik declinó responder numerosas preguntas. "Entiendo que usted desea quitarme legitimidad", le ha dicho a Bejer Engh, quien -como la policía- desea conocer mejor la realidad del supuesto viaje a Liberia.
La mayoría de los familiares de víctimas se han pronunciado en favor de que a Breivik le sea permitido hablar tanto tiempo como lo desee, aunque sea doloroso justificar su matanza. "Él ha podido hablar a voluntad, y eso es importante para que la corte sepa quién es él verdaderamente, porqué y cómo se radicalizó para transformarse en un terrorista", según Trond Henry Blattmann, el presidente del grupo de apoyo a las familias de las 77 víctimas.
Uno de los abogados que representan a familiares, Christian Lundin, en cambio, ha criticado que a Breivik se le haya permitido leer el martes durante casi una hora y media, cuando tenía permitido apenas 30 minutos. "No era necesario escucharlo tanto tiempo", ha dicho.