Repsol reclama 8.000 millones por YPF más las compensaciones
«No les vamos a pagar lo que ellos quieren, esos 10.000 millones de dólares», asegura el viceministro de Economía
MADRID.Actualizado:Repsol se lo temió, al ver bloqueadas todas las posibilidades de diálogo con el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. Tras la expropiación del 51% de su propiedad de YPF, llevada a cabo por sorpresa, y con un «vergonzoso» desalojo de directivos que tuvieron que abandonar sus puestos de inmediato, la petrolera se propone cobrar, de partida, 8.000 millones de euros por su participación del 57%, basándose en los desarrollos de la ley de nacionalización vigente. Lo adelantó el presidente, Antonio Brufau, recién desembarcado tras su último infructuoso intento de diálogo con los mandatarios del país austral.
Vendrán a continuación las reclamaciones por el lucro cesante en proyectos como la explotación de Vaca Muerta. Este yacimiento de hidrocarburos no convencionales es ahora mismo, en pleno declive de una producción madura, la 'joya de la corona' y su propiedad se ha constituido, junto a otros factores -como la crisis social latente en el país austral, o el reciente desequilibrio de la balanza energética-, en el detonante de la expropiación. El valor actual de la propiedad de este dominio minero, según análisis de expertos externos, estaría en torno a los 13.700 millones de dólares.
Sin embargo, las aspiraciones de Repsol parecen lejos de cumplirse por el Gobierno argentino. Ayer, el viceministro de Economía, Axel Kicillof, lo dejó claro en el Senado: «No les vamos a pagar lo que ellos quieren, esos 10.000 millones de dólares». La intención del Ejecutivo argentino es -explicó Kicillof- revisar las cuentas de YPF para comprobar su verdadero valor. «Los tarados son los que piensan que el Estado debe ser estúpido y cumplir lo que dice la propia empresa».
Ataque de Brufau
La expropiación «es ilegítima e injustificada, y ha ido precedida de una campaña de hostigamiento, coacciones y filtraciones interesadas para propiciar el derrumbe del valor y hacerse con la compañía a precio de saldo», denunció Brufau. Pero verse expropiado constituye casi una ventaja, porque se puede acudir a la ley de privatización, a su desarrollo y a la plasmación de estos principios en los estatutos de la petrolera, frente a la situación de otros accionistas de YPF, desde el grupo Petersen a los fondos norteamericanos, que se van a ver sometidos a la evolución de la compañía en la que se han «violado» las reglas del juego.
El primer ejecutivo de Repsol, Antonio Brufau, informó de que las reclamaciones se producirán en las instancias internacionales, y esencialmente en el organismo del Banco Mundial que sirve de soporte a los convenios bilaterales de los estados. Brufau se esforzó por exponer los 'números' de la trayectoria de la petrolera en Argentina. Al desembolso de 15.005 millones de dólares realizado para acceder a la propiedad, le restó las sucesivas desinversiones -3.554 millones y 2.685 millones, respectivamente- para quedar en un importe de 8.766 millones equivalente a su actual 57,4% de su participación en el capital. «La inversión realizada ha sido neutral», zanjó, y estimó que los dividendos percibidos -el 90% de los resultados, según el acuerdo suscrito- apenas suponen una tasa anual de rentabilidad del 6% al 7% en un país donde los intereses de la financiación rondan el 14% al 15%. Pese a la posición de firmeza de la petrolera, los inversores recibieron con ventas la noticia. Las acciones de la petrolera bajaron un 6,06%, la mayor caída del Ibex-35, en una jornada claramente positiva en el conjunto de los mercados europeos en la que el indicador de referencia de los parqués españoles registró un alza del 2,28%. Repsol ya había dado por descontado ese retroceso.
¿Qué será de Repsol sin Argentina? Los clientes españoles no han de temer problemas de suministro ni encarecimiento adicional de los productos derivados del petróleo porque, aseguró Brufau, la producción de Argentina iba exclusivamente a ese destino. Y denunció, en concreto, que uno de los problemas que han generado el déficit energético del país austral ha sido el precio «subvencionado» del gas y también del petróleo. Abastecimientos por debajo de los costes han provocado derroches incompatibles con las tasas de crecimiento económico. Si YPF se fue haciendo con mayores cuotas de mercado en los últimos años fue por cobrar menos que unos competidores que fueron abandonando el mercado.