Mata y Torres amenazan al Barça
El equipo azulgrana, cargado de moral, visita a un Chelsea que quiere vengarse tres años después del gol de Iniesta
BARCELONA. Actualizado: GuardarNo suele caracterizarse el director deportivo del Barcelona, Andoni Zubizarreta, por transmitir mensajes muy sonados. Lo suyo es trabajar en silencio para intentar darle a Pep Guardiola lo que pide sin irritar demasiado a Sandro Rosell. Sus declaraciones a los medios de comunicación en la previa de los partidos de la Liga de Campeones y en los descansos de los encuentros de Liga dan para muy poco. Por eso hay que reconocerle al vasco que estuvo muy atinado en Londres en el momento de valorar esta semana de vértigo en la que el Barça se juega todo en la semifinal europea ante el Chelsea y el clásico liguero contra el Madrid. «¿Que llega el momento duro?», se preguntó ante la insistencia periodística. Y se respondió a sí mismo con un entusiasmo poco habitual en un rostro nada expresivo: «¡Pero si es lo mejor del año! Lo peor es ver estos partidos en la tele sin poder disputarlos».
Sí, el Barça afronta lo mejor de una gran temporada en la que ya ha ganado Supercopa de España, Supercopa de Europa y Mundial de clubes. Ya tiene plaza en la final de Copa del 25 de mayo en el Vicente Calderón ante el Athletic. Pero la posibilidad de que el Madrid le arrebate los dos grandes títulos le penalizaría de forma inevitable. Los jugadores de Pep Guardiola «están mentalizados para este tipo de situaciones, están preparados», como dice Zubizarreta, pero el examen de verdad lo redacta el Chelsea, un equipo con hambre de éxitos en Europa y ánimo de venganza hacia el Barça. Nadie olvida en Stamford Bridge lo sucedido en la vuelta de la semifinal de la Liga de Campeones 2008-09, cuando el gol de Iniesta en el minuto 92 (1-1) clasificó al equipo azulgrana para la final y provocó la crispación enorme de jugadores y aficionados blues, que reclamaron hasta cuatro penaltis al colegiado noruego Tom Henning Ovrebo, quien ha reconocido recientemente que periódicamente todavía recibe amenazas de muerte por aquello. Si alguien andaba flojo de memoria, Jose Mourinho se encargó el año pasado de rescatar aquel arbitraje en su famosa rueda de prensa de los «¿por qués?».
Balance negativo
Los pulsos entre Barça y Chelsea siempre han tenido polémica. En Stamford Bridge se han visto las caras cinco veces, con tres victorias del conjunto inglés, una del catalán y un empate. En la temporada 2004-05, en octavos, Collina concedió el 4-2 definitivo de Terry mientras Carvalho agarraba a Valdés en la línea de gol. Mourinho, ya entrenador a sueldo de Abramovich, nunca ha hablado de eso. En la 2005-06, el Barça ganó 1-2 al Chelsea camino de París en un partido marcado por la expulsión de Del Horno, que intentó enviar a Messi al Támesis sin fortuna. Fue el año de otra de sus frases célebres: «Messi ha hecho teatro del bueno».
Y no debería sorprender que se hablara de Mourinho antes de un Chelsea-Barça porque hace apenas un par de meses se coreó su nombre en Stamford Bridge en plena crisis del equipo londinense, con Villas-Boas a punto de ser despedido y Roberto di Matteo preparado para coger las riendas. Con el italiano le han ido mejor las cosas al Chelsea en general y a Fernando Torres en particular. Sin haber recuperado todo su olfato de gol, sí ha vuelto a sentirse importante, aunque el jugador que lo ha cambiado todo es Mata, en su mejor momento deportivo.
El Barça también llega al pulso en su mejor momento, con 14 victorias y 1 empate en los últimos 15 partidos disputados, de la mano de un Messi en estado de gracia. Con las bajas de Villa, Fontàs y Abidal, el Barça tendrá que medir su contundencia defensiva, pues Puyol y Mascherano, fijos en la zaga, están apercibidos de sanción. Adivinar si Guardiola jugará con un 3-4-3 o un 4-3-3 es complicado. Se intuye que el de Santpedor reforzará la media utilizando a Iniesta de falso extremo. El de Fuentealbilla abrió la etapa más dorada en la historia del Barça con aquel remate a la escuadra de Cech. Y el equipo azulgrana no quiere cerrar esa era. Sí, comienza lo bueno.