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Los pescadores atracan sus barcos en el puerto deportivo. :: C. R.
Chiclana

Pescadores de Sancti Petri achacan a la contaminación el declive de la actividad

La pesca deportiva es la más afectada por este problema, aunque los profesionales también consideran mermado el desarrollo de su oficio

CARMEN RIVERA
Chiclana Actualizado:

La tradicional actividad pesquera del poblado de Sancti Petri ha ido disminuyendo con el paso de los años, tanto es así que de la flota que hubo en su día ya apenas queda la mitad. Pescadores que sobreviven como pueden, trabajando en uno de los oficios más antiguos de la historia pero que hoy, ellos mismos, consideran en decadencia, al menos en Chiclana. Principalmente, la competitividad con Conil en cuanto a número de barcos y cercanía de la lonja; o las numerosas y costosas medidas que impone la Administración para desarrollar este trabajo, son las grandes trabas que llevan a más de un pescador de Sancti Petri a opinar que «si la cosa se mantiene igual, en 20 años ya no habrá flota pesquera en la ciudad». Además de los mencionados obstáculos, la tradición se pierde y ya se da el caso de que algún patrón no consigue encontrar marineros preparados para salir a navegar.

Más allá del oficio, la pesca como deporte no se pierde en Sancti Petri pero los más veteranos del lugar, los miembros de la Asociación de Pescadores Deportivos Jubilados y Pensionistas Castillo de Sancti Petri, han asegurado haber notado un gran declive en los últimos dos años pero, sobre todo, sentencian que «la decadencia de la pesca en el último año ha sido total». La mayoría de ellos hablan de la contaminación de las aguas, aunque en los últimos años se hayan puesto en marcha las depuradoras de San Fernando y de La Barrosa, no consideran eficiente el efecto de ambas. «Ésto», explicaron algunos miembros de la asociación, «se aprecia perfectamente cuando en verano aumenta la población de la zona de la playa y llegan más residuos al caño». Además, en relación a la contaminación, desde la Asociación de Pescadores Deportivos, aseguran que el gran daño lo causó, quince años atrás, la piscifactoría Esteros de Sancti Petri. Varios asintieron cuando uno de ellos aseguró que el agua tornaba amarilla o roja, según si utilizaban venenos para despegar el lenguado y el mejillón, o si estaban desaguando.

Por otro lado, algunos de los socios pescadores también responsabilizaron de la situación de las aguas a los restos de abonos que se utilizan en dehesas, campiñas y huertos particulares y que van a parar al mar. «Todo esto», concluyó el presidente, Antonio Márquez, «porque hay que cuidar el Medio Ambiente, si no los animales emigran en busca de aguas más limpias». Aún sufriendo las consecuencias de estas circunstancias, los pescadores deportivos salen, diariamente, desde Sancti Petri porque, al fin y al cabo, es un deporte. La peor parte es para aquellos que tienen que vivir de lo que pescan.