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El joven líder norcoreano sigue en su primer discurso la línea belicista de su dinastía

ZIGOR ALDAMA
SHANGHÁI.Actualizado:

Kim Jong-un ya ha superado a su padre. Aunque solo sea en el número de palabras que dirige a su pueblo. Porque durante los 17 años que gobernó Corea del Norte, el 'Querido líder' Kim Jong-il presenció multitud de desfiles, pero solo pronunció una frase: «¡Gloria a los heroicos soldados de la República Popular Democrática de Corea!». Sin embargo, el tercer emperador de esta dinastía comunista se despachó ayer a gusto durante veinte minutos en su primera gran muestra de fuerza tras la muerte de su padre. Y no se apartó un ápice de la doctrina belicista de sus antepasados.

«La superioridad en la tecnología militar ya no es un monopolio de los imperialistas, y la era en la que nuestros enemigos podían amenazarnos y chantajearnos con bombas atómicas ha llegado a su fin para siempre». El joven Kim no mencionó, por supuesto, el fiasco del Unha-3, el cohete que el viernes se desintegró en el aire antes de poner en órbita un supuesto satélite de investigación. Sí que desfiló, según expertos japoneses mencionados por el diario 'Tokyo Shimbun', un nuevo misil -denominado KN-8, según la prensa surcoreana-que podría coincidir con el que teme la comunidad internacional. Si funciona, podría alcanzar la costa oeste de Estados Unidos, ya que tendría un alcance de 10.000 kilómetros.

«¡Continuemos hasta la victoria final!», arengó ayer Kim Jong-un. «Tenemos que mantener un Ejército fuerte para alcanzar la meta de crear un estado socialista poderoso y próspero», añadió. Nada cambiará bajo su puño de hierro: el 15,8% del presupuesto nacional irá al cuarto mayor ejército del mundo, con 1,2 millones de efectivos.

En honor del abuelo Kim Il-sung, fundador de Corea del Norte, cazas sobrevolaron Pyongyang, tanques recorrieron la capital y hasta 20.000 soldados desfilaron ante el nieto. Si cumple los deseos de su padre, el país continuará en su empeño por desarrollar armas de destrucción masiva. Porque, según un científico norcoreano huido en 2001, Kim Jong-il habría escrito un testamento en el que así lo ordenaba.

Cobra fuerza la posibilidad de que Kim Jong-un realice una tercera prueba nuclear. Tokio y Seúl lo creen, y sus servicios de inteligencia aseguran tener imágenes de satélite en las que se ve a militares preparando un túnel similar a los de las dos pruebas anteriores.