El fútbol bipolar: Cristiano y Messi
La Liga y la ‘Champions’ parecían cosa de dos clubs, pero es mucho más sencillo: dependen del pulso entre los dos mejores jugadores del planeta
MADRIDActualizado:La pasada temporada se puso de moda calificar a la Liga española como una competición bipolar por la diferencia abismal, en todos los sentidos, de Madrid y Barça con el resto de adversarios. Meses después, con los dos equipos disputándose el título otra vez en un clásico apasionante el próximo sábado en el Camp Nou y a las puertas de las semifinales europeas, se puede afirmar que no solo el campeonato doméstico es cosa de dos, también ocurre lo mismo en la ‘Champions’, con permiso de Bayern de Múnich y Chelsea, rivales de merengues y culés, respectivamente.
Se intuye que ya se hubiesen jugado la Copa de Europa hace un año en la final si el sorteo no los hubiera cruzado en semifinales. Pero lo que sí ha cobrado fuerza en todo este tiempo es que más allá del poderío económico de ambas entidades, de la personalidad de dos entrenadores antagónicos como Mourinho y Guardiola, de dos estilos de juegos tan opuestos como válidos y de las absurdas disputas arbitrales, más allá de todo eso se impone la evidencia de que la autoridad de Madrid y Barça se debe principalmente al protagonismo de dos jugadores de un nivel individual que está a años luz del de sus contemporáneos: Cristiano Ronaldo y Messi.
Algunos tienen una calidad que se les acerca, pero carecen de su carácter y de su espíritu competitivo. Otros les igualan en actitud, pero no tienen su clase. Y a los que pueden competir con el portugués y el argentino en calidad, actitud y clase les falta lo más importante en el fútbol: el gol. Y el ‘7’ del Madrid y el ‘10’ del Barça van sobrados de todo hasta el punto de que no solo compiten por los títulos colectivos de sus clubs, también mantienen un pulso por todas las distinciones individuales del planeta.
A falta de seis jornadas para el final de la Liga, Messi y Cristiano Ronaldo igualan a 41 goles en la lucha por el Pichichi, una cifra estratosférica que se seguirá incrementando con toda seguridad. El que mantenga la puntería no solo batirá el récord, también lo colocará en un listón que sería insuperable... si no fueran tan jóvenes. Solo ellos estarán capacitados para arrebatárselo cada año si se lo proponen.
De otro mundo
Lo del barcelonista es de otro mundo: suma 63 goles oficiales esta temporada en 52 partidos (se acerca al tope europeo de Gerd Muller, 67 con el Bayern en la temporada 1972-73), lleva 243 con la camiseta del Barça y con los dos tantos al Levante (1-2) ha igualado otra plusmarca que intentará batir ante el Madrid. Ha marcado en diez jornadas consecutivas de Liga, algo que desde 1929 solo lograron, curiosamente también en el Barça, Mariano Martín (1942-43 y 1943-44) y el brasileño Ronaldo (1996-97).
Y el insaciable Cristiano no está muy lejos. Este año, además, a los que le critican por falta de solidaridad habrá que recordarles que el récord goleador en la Liga que ya ha igualado el Madrid tras el 3-1 al Sporting (los 107 del equipo de Toshack en la campaña 1989-90) lleva 41 firmas suyas. Y como gran aliciente está mejorar el registro en el Camp Nou al mismo tiempo que se puede sentenciar la Liga. Por algo dice Guardiola que «Messi y Cristiano se retroalimentan, comen aparte del resto y es una suerte tenerlos en la Liga». Posiblemente Mourinho piensa algo parecido mientras cede la palabra a Karanka.
En condiciones normales sería ésta una semana para hablar cada día de la batalla del sábado entre CR7 y D10S, con cuatro puntos de ventaja para el Madrid que pueden verse a reducidos a uno en el clásico o mantenidos o quizás aumentados a siete, pero el calendario obliga a prestar atención a Bayern y Chelsea. «La Liga es menos imposible», concedió Guardiola tras semanas de prudencia excesiva. Como dice Mascherano, uno de los asesores anímicos de Leo, «lo más importante y primordial ahora es el partido del miércoles. Es una semifinal y sería un error ponernos a pensar en el Real Madrid. Estamos a un paso de poder jugar otra final y tenemos que quitarnos de la cabeza el Madrid». Dicho así parece fácil, pero quizás no sea un problema tan grave pensar en el eterno rival. Messi y Cristiano juegan obsesionados el uno con el otro y mejoran cada día. Van a eliminar hasta los tópicos del fútbol.