LA INOPORTUNA CAÍDA DEL REY
Actualizado: GuardarLa nueva intervención quirúrgica del Rey, esta vez por una triple fractura de cadera que se produjo al caerse mientras estaba de caza en Botsuana, a buen seguro que habrá encendido las alarmas en el palacio de la Zarzuela. El motivo de la inquietud es doble; por un lado, la salud de don Juan Carlos, que a sus 74 años ha pasado ocho veces por el quirófano, cuatro en los últimos dos años; y por otro, la imagen del jefe del Estado dedicado a la caza mayor en un país africano en una de las peores semanas de la historia reciente para la economía española y en un momento delicado para la Familia Real con el escándalo de Iñaki Urdangarin y el accidente de Froilán, el nieto mayor del monarca. El Rey no olvidará con facilidad este 14 de abril, y no por el aniversario de la proclamación de la República sino por la etapa que puede abrirse para la institución que encarna. El jefe del Estado pasó dos horas y cuarto en el quirófano de un hospital privado de Madrid en una intervención dirigida por el doctor Ángel Villamor, el mismo que trató al monarca de su rodilla derecha y del tendón de Aquiles. La operación fue «muy satisfactoria», según el traumatólogo, y consistió en la colocación de una prótesis de cerámica en la cadera derecha y la reconstrucción de los tres fragmentos dañados. La cirugía se vio dificultada por la artrosis que sufre don Juan Carlos en la articulación como consecuencia de sus problemas en la rodilla, en la que también tiene una prótesis.
El Rey, según explicó Villamor, tendrá que pasar cuatro o cinco días en el Hospital San José y en una semana o diez días podrá volver a tener «actividad de despacho». Para desarrollar una actividad física normal pasarán uno o dos meses. El médico indicó que esta misma tarde se levantaría con muletas para empezar los ejercicios de rehabilitación. De hecho, añadió, ya puede mover la pierna «con amplitud» y sin dolor.
Explicó asimismo que la operación fue «algo especial», pues consistió en «dos cirugías en una». La propiamente dicha para colocar la prótesis y reparar las fracturas y una segunda que permitirá frenar el desgaste que sufre la cadera debido a la artrosis con la colocación de «dos cables a modo de abrazadera» en la cabeza del fémur. «Posiblemente hayamos subsanado los problemas que dificultaban su caminar», añadió.
Caída de madrugada
Villamor, que compareció con el jefe de los servicios médicos de la Casa del Rey, Avelino Barros, explicó que la caída se produjo «en torno a las cuatro o cinco de la madrugada» del viernes al tropezar en un escalón de la residencia donde se alojaba en Bostuana. Fue atendido de inmediato por el médico de la Zarzuela que le acompañaba. El mismo viernes, según dijo el jefe de los servicios médicos del Rey, emprendió el viaje de vuelta «en un avión privado normal» sentado en una butaca «muy cómodo y sin dolores» durante las diez horas largas de vuelo gracias a un tratamiento analgésico. Llegó a medianoche a Madrid y fue intervenido a la una de la madrugada.
La Casa del Rey no informó de los motivos del viaje privado al país africano, aunque no es la primera vez que se va a Botsuana a practicar la caza mayor. El desplazamiento no figuraba en la agenda oficial del monarca, cuya última aparición pública fue en la Misa de Pascua en Palma de Mallorca el pasado domingo acompañado de la Reina, los Príncipes de Asturias y sus dos hijas. Antes, el 4 de abril, don Juan Carlos se había desplazado a Kuwait, donde se reunió con el emir Sabah Al-Ahmad Al-Jaber. La Zarzuela tampoco dio detalles sobre la fecha del viaje. Unas informaciones apuntan a que voló al país africano el lunes y otras, el jueves, el mismo día en que sufrió el percance.
Asimismo no aclaró si se trasladó en el avión oficial asignado a la Corona o lo hizo en un aparato comercial. Los médicos aclararon que era una aeronave privada fletada por un grupo de cazadores. El avión regresó solo con el Rey, el médico y sus guardaespaldas. Villamor subrayó que don Juan Carlos se mostró antes y después de la operación «muy animado» e hizo gala de «su espíritu de sacrificio y fuerza» sin mostrar «debilidad» ni enfado por «la casualidad» del accidente.
En la Zarzuela, sin embargo, reina la preocupación, una sensación que comparte el Gobierno y los dos principales partidos. Ni PP ni PSOE hicieron comentario alguno sobre el percance, el primero se remitió al comunicado de la Casa Real y el segundo guardó silencio.
El desasosiego obedece a que llueve sobre mojado en un año que don Juan Carlos no olvidará. La última encuesta del CIS sobre la Monarquía, en octubre pasado, arrojó que por primera vez en los 35 años de reinado los ciudadanos suspendían en valoración a la institución.
Urdangarin
Una opinión desfavorable que aún no se había visto sacudida por el escándalo de los millonarios negocios privados del duque de Palma desde el Instituto Nóos, una entidad sin ánimo de lucro, por los que está imputado en la causa Palma Arena, tuvo que declarar ante el juez el 25 de febrero y se convirtió en el primer miembro de la Familia Real que pasa por ese trance.
La imagen de la institución volvió a sufrir una sacudida esta misma semana con el accidente de Froilán, el nieto mayor del Rey e hijo de la infanta Elena y Jaime de Marichalar, que el domingo pasado se disparó en un pie mientras jugaba con una escopeta en una finca de la familia de su padre en Soria. El menor de 13 años fue operado en una clínica de Madrid, en la que sigue ingresado y donde volverá ser intervenido el lunes. Marichalar, que tenía ese día la custodia de su hijo, tendrá que declarar en la investigación abierta por un juez de Soria.
Tampoco contribuye a calmar la zozobra en el palacio de la Zarzuela el hecho de que don Juan Carlos haya hecho este viaje lúdico a África en la peor semana que se recuerda para la economía de España, con caídas históricas de los valores en la Bolsa, con la prima de riesgo de la deuda disparada por encima de los 400 puntos respecto al bono alemán y con informaciones cada vez más recurrentes sobre una posible intervención de la Unión Europea. Todo ello sin contar con un desolador cuadro macroeconómico, con tasas de crecimiento negativas, un índice de paro por encima del 23% lo que implica más de cinco millones de personas sin empleo, dato por el que el Rey ha mostrado en diferentes intervenciones públicas su «gran preocupación». Esta circunstancia motivó que las fuerzas de izquierda y algunos grupos nacionalistas criticaran con gran dureza el viaje de caza de don Juan Carlos «con la que está cayendo», según la queja del Bloque Nacionalista Galego; o un desplazamiento que demuestra «lo anacrónico de una institución opaca y derrochona», en palabras del senador del PNV Iñaki Anasagasti.