«Vivo feliz sin un hombre»
Vicky Martín Berrocal confiesa estar «como a los 17 años, en esa etapa de coqueteo en la que no buscas nada»
Actualizado:Excesiva y apasionada, siempre. Sincera y extrovertida, muy a menudo. Aburrida, jamás. Vicky Martín Berrocal acaba de cumplir 39 años y continúa fiel a sí misma, con esa efervescencia andaluza que 'no se pué aguantá'. Mujer orquesta por herencia genética («mi padre me transmitió esta forma de vivir»), un día te la encuentras ejerciendo de madrina de una marca de lavavajillas y, al siguiente, posando para la revista 'Elle', en la que es bloguera desde hace cinco años. «Yo soy de ponerme los guantes de goma, cómo no. Tengo ayuda, pero también me he tenido que apañar sola. Para la limpieza y el orden soy tremenda», comenta tras entregar los premios 'Fairy' a varias familias y a un pueblo.
Hija del empresario taurino ya desaparecido José Luis Martín Berrocal y exmujer del torero Manuel Díaz El Cordobés, con el que tuvo a su hija, Alba, que ahora tiene 12 años, Vicky no ha vuelto a casarse desde la separación del diestro, en 2001, cuatro años después de su mediática boda en Sevilla. Por su corazón han pasado desde el futbolista de color Denilson al empresario Israel Bayón, el guitarrista flamenco Lin Cortés y el jinete Álvaro Muñoz Escassi. Este último fue detenido hace poco tras dar positivo en un control de alcoholemia, pero ella no opina. «De mis 'ex' ni me acuerdo. Tengo la memoria justa para pasar el día», bromea.
Ahora no hay hombres en su horizonte. O eso dice. «Estoy, cómo te explicaría... ¿Sabes cuando tienes 17 años y te escriben unos y otros y tú te dejas querer? Pues así me siento yo, como a los 17, a verlas venir; con 'roneo' (coqueteo), pero sin buscar nada, y encima con la madurez y la calma que da la edad. Es muy divertido -asegura- porque el amor a mí me ha traído grandes cosas pero también he sufrido muchísimo». No es que renuncie a enamorarse -«eso nunca. A mí me gusta vivir a tope»-, pero ha llegado un momento en el que empieza a dudar de si existirá por ahí un hombre a su medida.
La conquista de la moda
«La 'mujer-mujer', la mujer con mayúscula asusta a los hombres. Y ese tipo de mujer (dice Vicky pensando en sí misma) casi siempre acaba sola. Aunque miles de hombres sueñen contigo, tú al final te levantas sola y te acuestas sola. El hombre normalmente busca una mujer que le sea fácil, un poco marioneta, sumisa... Y cuando aparece una tía de verdad, que le planta cara, es complicado. Hablo de una mujer con carácter, no con mal carácter. Y no es que el hombre sea cobarde, qué va, es que sabe latín y tiene muy claro lo que busca, una mujer que no le dé problemas ni le complique la vida. Pero yo vivo perfectamente sin ellos. Soy completamente feliz sin un hombre. Es más, ahora mismo no me importaría no volver a tener pareja estable. Tal vez dentro de diez años lo vea como un castigo, pero ahora no lo siento así».
La única conquista que se plantea en serio en este momento Vicky Martín Berrocal es la de la moda. Su abuela, cuyo nombre lleva tatuado, junto con los de su madre, su hermana y su hija, solía decirle que los sueños «hay que gritarlos» para que se cumplan. Y esta onubense criada entre Sevilla y Madrid y educada en Suiza lleva nueve años demostrando que su sueño de convertirse en diseñadora de ropa no era un simple capricho de niña rica. Sus trajes han ocupado el escaparate de Harrods en Londres por dos años consecutivos y han sido fotografiados por Annie Leibovitz. Va por su cuarta colección de novia, la tercera de fiesta, en otoño sacará una línea de bolsos y pronto abrirá otra tienda en el centro de Sevilla. «Yo soy mi equipo de diseño, la que ve a los representantes, elige las telas. Tengo mi patronista, mi cortador, mi modista. No sé dibujar, pero todo lo controlo», apunta Vicky.
En unos días, sus diseños más flamencos se pasearán por el real de la Feria de Abril en cuerpos famosísimos y anónimos. «Va a haber sorpresas -anuncia-. Este año irá a la Feria gente muy poco habitual de Sevilla». Ella (en casa del herrero...) todavía no tiene traje, pero también irá. «Solo un día, porque estoy ya muy mayor -advierte- y cuando voy a la Feria me quedo hasta que el cuerpo aguante. Bailo sevillanas, como 'pescaíto'... Yo no me privo de ná».