MATONISMO
Actualizado:Hace tiempo que el Gobierno argentino se ha puesto el disfraz de matón de barrio y ejerce el papel con una soltura propia de premio Oscar. Su actitud, una mezcla de amenazas administrativas y desafíos jurídicos, frente a Repsol-YPF es del todo punto intolerable. Máxime cuando el esfuerzo desplegado y las cuantiosas inversiones en la exploración de nuevos recursos realizados por Repsol han dado sus frutos en el esperanzador yacimiento de Vaca Muerta. Lo que no puede hacer un gobierno democrático que sea respetuoso con la seguridad jurídica es privatizar las empresas públicas, dilapidar los fondos obtenidos en el proceso y tratar luego de recomponer la situación mediante unas privatizaciones propias de regímenes tercermundistas y tiranos.
El Gobierno español se decidió ayer a hacer público su rechazo y el Ministro Soria hizo unas declaraciones que envolvió en una inusitada solemnidad. Avisó de que atacar injustamente a las empresas españolas radicadas en el extranjero supone un ataque a España en su conjunto. Sin duda alguna, las cosas han llegado a un punto tal que se hacía necesario poner pie en pared y es una postura de agradecer. Lo que no está tan claro es qué viene después, como no sea la profundización de unas negociaciones que se deberían mantener y que sería conveniente apoyar con el peso de la Unión Europea. Esa es una de las ventajas de pertenecer a la primera potencia comercial del mundo.
Aquí no se trata de invadir las Malvinas, sino de defender con toda seriedad y con la contundencia necesaria nuestros intereses, que son justos y legítimos. Repsol-YPF debe cumplir con la legislación argentina y Argentina debe cumplir con la legalidad internacional y con el respeto a los derechos adquiridos. Todo lo demás es matonismo gubernamental, desprecio al derecho y lesión al prestigio de esa gran nación.