Arte de lujo, las firmas de moda son los mecenas del siglo XXI
Estas son las claves de una estrategia empresarial que va más allá de una operación de marketing
Actualizado:¿Pareja de hecho? ¿Matrimonio de conveniencia? La relación entre arte y moda está cosida por un pespunte más apretado que nunca. Las grandes casas de costura repiten el mismo modelo: se pelean por poner en nómina a los creadores más 'cool', patrocinan importantes exposiciones y compiten por tener el museo con las mejores obras. ¿Estrategia de marketing o mecenas del siglo XXI?
En su disputa por el Olimpo algunos ven una guerra silenciosa, librada a golpe de talonario, pero detrás quizá solo haya una cuestión fiscal: comprar arte desgrava. Al menos, en Francia. Y, además, da prestigio. En la república de la moda hay dos reyes del lujo y una emperatriz, que según la prensa especializada se llevan a matar. Ellos son Bernard Arnault, dueño de Louis Vuitton Möet Hennessy (LVMH), la cuarta persona más rica del mundo según Forbes, y François Pinault, que cedió la corona de su grupo Pinault Printemps Redoute (PPR) a su hijo François-Henry. Ella es Miuccia Prada, que convirtió la tienda de marroquinería de su abuelo en una firma internacional. Entre los tres controlan las principales marcas de la vieja Europa. Por Gucci e Yves Saint Laurent pelearon en los tribunales Arnault y Pinault. Venció este último, que había hecho fortuna comercializando muebles, con la venta por catálogo (La Redoute) y con dos grandes almacenes (Printemps o FNAC) y que por invitación de Tom Ford y Domenico de Sole, de la noche a la mañana, entró en el mundo del lujo y rompió con la hegemonía del grupo LVMH. Ahora, Balenciaga, Stella McCartney y Alexander McQueen son de PPR.