DAÑO COLATERAL

En el ajedrez, como en casi todas las facetas de la vida, nuestras decisiones pueden tener efectos no calculados. El que domina el juego de estrategia de los emperadores chinos se anticipa a la jugada, mide y controla el alcance de sus fallos. El mal jugador, ése que sólo sabe mover las figuras, no es capaz de calcular más allá del movimiento de las piezas. Todas y cada una juegan su papel. La salida de un peón puede determinar el jaque mate para un jugador avezado.

El Instituto Nacional de Estadísticas (INE) acaba de publicar que la esperanza de vida en España ha disminuido en el último año estudiado. Para los hombres se calcula en 78,87 años y para las mujeres en 84,82 años, una media de ocho centésimas menos que en el año anterior. Si bien es un descenso mínimo, se rompe la tendencia de los últimos cincuenta años, periodo en el que la esperanza de vida ha aumentado de forma paulatina casi en veinte años. Este indicador estadístico está considerado como uno de los más importantes a la hora de medir la salud y el bienestar de una población.

Los nacimientos bajan cerca de un dos por ciento, siendo más acusado en la población extranjera.

Este cambio de tendencia puede ser un hecho temporal o el inicio de un profundo retroceso. Puede estar relacionado o no con la situación económica dramática que estamos viviendo. Puede tener que ver o no con los problemas de financiación de la sanidad pública y con la apuesta por la privatización de la sanidad. Puede ser o no una decisión calculada. Lo que está claro es que si el análisis se hace por grupos, según su nivel económico, los más perjudicados serán los de siempre, los de rentas más bajas. Los ajustes económicos tan severos tendrán sus costes y no sólo afectarán a las inversiones, a las cotizaciones en bolsa y a la tan denostada prima de riesgo. Esperemos que el tiempo le dé la razón a Wiston Churchil cuando decía que: «existen dos tipos de mentiras, las estadísticas y todas las demás».