Tarde de decepción. Los feligreses de la Hermandad de Humildad y Paciencia de El Puerto no vio la luz por segunda año consecutivo. :: L.RODRÍGUEZ
Semana

La decepción clama al cielo

Las localidades de la provincia viven una jornada de Jueves Santo pasada por agua y en la que solo algunas pocas hermandades pudieron cumplir su deseo y culminar el recorrido

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La inestabilidad no solo complicó la jornada en la capital. Un Jueves Santo incierto que amenazó los cortejos de todas las hermandades. En algunos casos, las precipitaciones impidieron la salida de las cofradías en distintas localidades. En otros casos, el agua respetó y permitió procesiones en la calle. En unos y otros casos, la inestabilidad llenó el Jueves Santo de grandes incertidumbres. Eso en una jornada en la que la provincia celebraba su gran cita con la Semana Mayor. Quedaba la expectación ante una Madrugá incierta.

Gotas como clavos

La lluvia hizo acto de presencia y obligó al paso del Perdón a guarecerse en la Iglesia del Cristo. Fue la única que se atrevió a salir junto a Tres Caídas y el Perdón finalmente tuvo que buscar alternativas para no mojarse. Y cada gota se clavó en el corazón de cada cofrade isleño, porque el Jueves Santo es una jornada especial, la más larga de toda la Semana Santa, la más intensa, la más esperada, aquella en la que el negro de luto se apodera de las calles. Desde las cuatro de la tarde y hasta la madrugada, el mayor número de cortejos en procesión y con numerosas novedades y estrenos que por culpa de la lluvia no se pudieron ver, aunque sí uno de los más esperados, el caballo en el paso de Tres Caídas. El Perdón, al venir de la Casería, fue la encargada de abrir el día y lo hizo con el sabor de su barrio. Esta vez sí, tras la amarga Semana Santa anterior en la que finalmente los hermanos no salieron por culpa del tiempo, y mostraron las capas blancas en su cortejo, completando así su hábito procesional. Misericordia es una de las hermandades referentes de este Jueves Santo, la que acumula más de 40 años y ofrece uno de los pasos más barrocos, motivo por el que la hermandad optó por la restauración de su paso antes de crear uno nuevo, que se pudo ver el año pasado de nuevo en su esplendor. Pero esta vez no vio la luz del día. Ni Ecce-Homo ni Misericordia abrieron las puertas de La Pastora, que ya tendrán que esperar hasta el año que viene.

Como Tres Caídas solo había procesionado en 2010, decidió arriesgarse y salir a las 22.30 horas. Al fin el Longinos a caballo salió a la calle, una de las imágenes más esperadas para los cofrades. Mientras, el Silencio, así se conoce a Expiración, tampoco recorrió las calles de La Isla, por lo que no pudo lucir su nuevo bordado interior y exterior de la bambalina frontal. También se esperaba una novedad importante la imagen del Santísimo Cristo de la Expiración , restaurado por el isleño Pedro Manzano, que ha conseguido recuperar los detalles que se perdieron por el paso del tiempo y la suciedad acumulada.

Y si hay una imagen que tiene especial cariño para los isleños, ésa es el Nazareno que se adueña de la madrugada. El regidor Perpetuo de La Isla abre ya lo que es la jornada del Viernes Santo con su salida a las dos de la mañana y recogida a la diez. Un día en el que si el tiempo lo permite también saldrán Soledad con la culminación del paso de misterio de la Redención con la segunda fase de la imaginería por Juan Carlos García.

Paciencia con la lluvia

Como una mala jugada del destino, la lluvia truncó por segunda vez consecutiva las ilusiones de los hermanos de la Humildad y Paciencia. Como sucediera el pasado lunes, la única hermandad del Jueves Santo tampoco pudo hacer su estación de penitencia. El año pasado el Cristo se quedó a las puertas. Apenas salir de la capilla del Rosario de la Aurora, anexa a la iglesia Mayor Prioral, tuvo que apresurarse a entrar a este tempo por la puerta de Las Campanas. Ayer, ni eso. A pesar de que a las cuatro de la tarde lucía el sol y la hermana mayor, Yolanda Serpa, emplazaba la toma de una decisión al parte meteorológico de las diez de la noche, hora en la que se esperaban las precipitaciones. Pero las nubes se adelantaron y rompieron la tarde portuense. Las mantillas y capirotes solo se vieron en la capilla, por donde centenares de fieles fueron pasando para admirar las imágenes del Cristo de la Humildad y Paciencia -con un nuevo paso en proceso de tallaje- y Nuestra Señora del Desconsuelo.

Los nazarenos más bisoños no podían contener las lágrimas y el ambiente se fue enfriando poco a poco. La salida del Nazareno, una de las imágenes que más devoción despiertan en El Puerto, se quedó en el aire. Estaba programada para las cinco de la madrugada, pero la hermandad aplazó la decisión a los partes del tiempo. Esta tarde, si la meteorología lo permite, saldrá la Vera- Cruz a las 19.30 de la parroquia de San Joaquín y el Santo Entierro, a las 20.00 horas de la Mayor Prioral.

Calles en silencio

Nuestro Padre Jesús Nazareno no ha podido procesionar junto a su Madre, María Santísima de los Dolores, en la noche del Jueves Santo. Después de dos días de tregua con las lluvias, en la noche del Nazareno se han quedado las calles vacías a causa del agua. Ya, alrededor de las nueve de la noche, la Junta de Gobierno anunciaba que no saldría a la calle y, desde ese momento, las puertas del templo permanecieron abiertas para recibir a aquellos que quisieran contemplar ambas imágenes u ofrecer sus oraciones a los titulares de la Hermandad. Pero, a pesar de la desilusión, el fervor que despierta el Nazareno en Chiclana ha quedado comprobado por los cofrades y devotos que bullían dentro del templo. Además de acordar no desfilar en una noche en que predominaba la lluvia y el frío, la Junta invitó a la penitencia de Jesús Nazareno y María Santísima de los Dolores a emprender el camino hasta la Iglesia Mayor a las once menos cuarto de la noche para realizar allí la Estación de Penitencia que estaba prevista para la procesión.

De igual modo, estaba previsto que en esta noche Chiclana estrenara su esperada Madrugá con la salida del crucificado Cristo de la Salud, perteneciente a la Hermandad lasaliana de La Borriquita. Al cierre de esta edición la Junta de Gobierno decidía esperar hasta la doce de la noche, hora en que estaba prevista la salida, para tomar una decisión definitiva. Si las lluvias no lo impiden, la procesión de la nueva talla aportará la nota de luto y solemnidad de una Madrugá sin acompañamiento musical.

Lluvia y luto

La capital gaditana tampoco se salvó de la lluvia en la tarde de ayer y la jornada se volvió aún más triste a medida que los ciudadanos conocían el fallecimiento del sacerdote y ecónomo del cabildo mientras esperaba en la sacristía de la catedral a que comenzaran los Oficios.

Mientras tanto, en la calle comenzaba una jornada que no se iba a poder completar. La Oración en el Huerto salió de su templo pero se vio obligada a refugiarse en el templo de San Severiano bajo las nubes encapotadas que presagiaban el temporal.

En San Lorenzo llegaron incluso a abrirse las puertas pero, tras una larga espera, la cofradía decidió no procesionar. Hasta 45 minutos estuvo la comitiva formada en el interior del templo a la espera de que las nubes dieran una tregua pero no fue así. De esta forma, la hermandad de los Afligidos no pudo estrenar en la calle la restauración de su paso.

El Regidor Perpetuo fue otro de los que ayer tuvo que quedarse en casa. El Nazareno de Santa María finalmente no procesionó con la esperanza de poder hacerlo en la Magna del sábado. Es el segundo año consecutivo que esta cofradía no puede disfrutar de su estación de penitencia.

La tregua que auguraban los partes meteorológicos en la transición entre el Jueves Santo y la Madrugá sí hizo posible que la hermandad de Medinaceli se aventurara a salir del templo. Este año son muchos más los gaditanos que han acompañado al Cristo detrás de las andas debido a «la mayor incidencia de la crisis», como explicaban los propias dirigentes de la cofradía.

La amenaza de las nubes

Con el desfile del Perdón aún en la retina, Arcos comenzaba ayer a confiar en que el mal tiempo podría dar una tregua al día en el que más procesiones salen a la calle. El Jueves Santo comenzaba pronto, a las seis de la tarde con la Vera Cruz, pero se aventuraba una jornada larga, con la Madrugá de fondo. Las puertas de San Juan de Dios no habían abierto aún pero los 'armaos' ya anunciaban la llegada de una nueva estación de penitencia a las calles de Arcos.

El sol lucía entre las nubes y parecía que se iba a podré disfrutar de una tarde cofrade, pero finalmente no fue así. A las seis de la tarde, la capilla del Hospital de San Juan de Dios por fin abrió sus puertas y el Cristo de la Vera Cruz, junto a San Juan Evangelista y la Virgen de las Angustias, volvieron a las calles de Arcos. Atrás quedaba la Semana Santa de 2011 en la que la lluvia no permitió procesionar a ninguna de las hermandades del jueves ni a la de la madrugada. No obstante, las nubes estuvieron presentes y amenazando con volver a aguar la jornada, algo que provocó un gran desasosiego tanto en la Vera Cruz y los Remedios, como en el Nazareno.

Una hora después, estaba prevista la salida de la Hermandad de Los Remedios desde San Pedro pero aquí comenzaron los problemas. Las primeras gotas de la jornada comenzaron a aparecer y la Hermandad decidió retrasar 30 minutos su salida, no obstante la lluvia se hizo más intentan en pocos minutos y la decisión de quedarse dentro del templo fue definitiva. El silencio sepulcral de los Remedios no pudo hacerse presente en el casco antiguo y la hermandad se quedó sin poder realizar su estación de penitencia por segundo año consecutivo. La Vera Cruz, sin embargo, por fin pudo estrenar su ropón de pertiguero del cuerpo de acólitos, algunas pértigas y el restaurado incensario de la Virgen de las Angustias, enseres que adquirió el año pasado pero que se quedaron en San Juan de Dios por el mal tiempo. Mientras, el Silencio pretendía mostrar el cambio de sus tradicionales antorchas forradas de papel por unas de cera, pero finalmente no fue así, además tampoco pudieron salir las niñas vestidas de mantilla que este año se incorporaban al desfile. La Hermandad del Nazareno, sin embargo, al cierre de esta edición aseguraba contar con buenas previsiones meteorológicas.