Tres años sin el tío Chano
Eterno en el anecdotario local, el cantaor dejó un legado musical que pervive entre los flamencos de todo el mundo
CÁDIZ.Actualizado:La mayoría de las veces, la vida de uno cambia cuando da un paso al frente. A Juan Miguel Ramírez Sarabia, la timidez y la humildad le impidieron durante décadas derribar el muro mental que le separaba de la primera fila del escenario. «Que no puedo, Charo, que me pongo muy nervioso», recuerda su hermana Rosario aún, varias décadas después. Cuando esa frase se hizo más recurrente habían transcurrido ya más de 25 años en los que el del barrio de Santa María había trabajado como 'cantaor de atrás' en las compañías de Antonio el Bailarín y Matilde Coral. «Ésta es la verdadera universidad del cante, Encarnita», le dijo muchas veces a su nieta postiza y cantaora Encarna Anillo.
En la retaguardia o como 'cantaor de adelante', Ramírez Sarabia, el niño Juan, el Titi, el Chanito chico, el tío Chano, Chano Lobato, labró tal carrera profesional y se inventó (en el mejor sentido de la palabra) una vida personal tan brillante que el 5 de abril de 2009 dejó enlutada a Cádiz, Andalucía y buena parte de España. A los flamencos, a los que tuvieron oportunidad de escuchar una de sus simpáticas anécdotas y a todos aquellos que alguna vez se deleitaron con la voz de este cantaor largo que rescató para siempre los cantes de Cádiz.
Tres años. El tiempo pasado desde aquella noche de primavera sevillana, la misma jornada en la que se había producido una profunda renovación en el Gobierno de la Junta de Andalucía. Aquella noche de Domingo de Ramos. Hasta para morirse, a causa de una diabetes galopante, fue discreto el tío Chano. Sin embargo, el aluvión de condolencias no se hizo esperar. Al tanatorio de la SE-30 se dirigieron artistas, políticos y amigos del cantaor. Allí mismo, y como tiene grabado en su memoria Rosario Ramírez Sarabia, Teófila Martínez le habló de una fundación con el nombre de Chano Lobato. «Nunca más le quise molestar, pensé que no se iba a hacer, la verdad. Pero parece que al fin sigue adelante», comenta la hermana. En esas está el Ayuntamiento, que además del monumento que le dedicó a los pies del Centro Flamenco La Merced, organiza cada año un homenaje en memoria del alma de los cantes de Cádiz.
Pasado este tiempo, se antoja éste un buen momento para recuperar la figura del gaditano y para analizar cómo se puede perpetuar aún más su trabajo. «Formará para siempre parte del anecdotario de Cádiz, todos los flamencos le recuerdan», comenta Mari Ángeles Carrasco, la directora del Instituto Andaluz del Flamenco, la última institución en mostrar su apoyo y ofrecer su colaboración a la Fundación Chano Lobato. «Todo lo que nos enseñó se va a seguir transmitiendo oralmente. Era un ser entrañable que llevó gaditanismo allí donde fue», subraya el joven David Palomar. «Se le debería haber dado más importancia en vida, porque desde el punto de vista de la discografía poco más se puede hacer», continúa el cantaor gaditano.
Recopilaciones
«Corre el riesgo del olvido, que no el de la leyenda que sigue presente entre los que le conocieron. Chano tenía una personalidad arrolladorra. Sentimentalmente está presente, pero no su trabajo. Son importantes los homenajes, pero también que se encuentre su discografía», lamenta Juan José Téllez, quien hace años publicó junto a Juan Manuel Marqués 'Chano Lobato. Memorias de Cádiz', un libro-Cd ya descatalogado. Para el periodista y escritor, es necesario la puesta en valor de las grabaciones del continuador de la saga de Pericón, al que considera un «superviviente» y «un hombre bueno en el buen sentido de la palabra bueno».
En la misma línea se expresa Encarnita Anillo. La cantaora tuvo la «suerte» de compartir con Lobato muchos festivales y viajes. Recuerda especialmente su estancia compartida en Japón. «Yo lo mimaba mucho, éramos como de la familia», se enorgullece. Por eso critica duramente a la «hipocresía» que, tras su muerte, rodeó a su persona. «Consiguió ser valorado después de 60 años de trabajo y cuando desapareció todo el mundo se quiso sumar al reconocimiento, pero los jóvenes no tenemos ningún disco en el que podamos aprender de él. Yo al menos me quedo con lo que más me enseñó, a ser humilde. Era un hombre sencillo y cariñoso. En mi gira por el norte lo acabo de comprobar. Por todos los sitios en los que he estado me lo han recordado».
La hermana del cantaor, Rosario, participará el próximo viernes 13 de abril en el homenaje que se le rendirá en La Merced. El periodista Jesús Quintero será el conductor del acto. «Le contaré lo mismo que siempre digo. Que mi hermano cantiñeaba muy bien desde niño, que se tuvo que poner a trabajar muy pronto porque mi padre murió y que siempre, siempre, fue un trabajador del flamenco, autodidacta y estudioso. Le he visto horas y horas escuchando a los más grandes. Me quedaré con las palabras que le dedicó Antonio Mairena, que Chano Lobato era el rey del compás del siglo XX». A Rosario, que se muestra emocionada al recordar aquellas jornadas en las que Chano se trasladaba de Sevilla a Cádiz para visitar a la familia, le gustaría que todos los vídeos con entrevistas o todas las grabaciones con sus actuaciones fueran recopiladas. Ella guarda dos de una manera especial. Un espectáculo que brindó en una universidad madrileña junto a José Mercé, Sara Baras y Carmen Linares y en el que Chano cantó una soleá «grandiosa». También otra en una entrevista con Fernando Quiñones. «Cantó unas seguiriyas tan sentidas que el nieto de Enrique el Mellizo me dijo que no había podido parar de llorar». Y eso que él era el rey de las alegrías.