Contrarreloj, pero sin prisa...
La violencia debe parar en Siria a las seis de la mañana del próximo martes
MADRID Actualizado: GuardarSegún dijo Kofi Annan, el mediador, a las Naciones Unidas, la violencia debe parar en Siria a las seis de la mañana del próximo martes y según el impávido portavoz del Ministerio sirio de Exteriores, ha empezado ya porque se registran retiradas de las fuerzas militares a sus bases y se negocia con el equipo negociador de observadores.
El jefe de la avanzadilla de la ONU sobre el terreno, el general noruego Robert Mood, un reputado especialista en procesos de pacificación, ya está en Damasco y hay una cierta convicción de que no se habría trasladado allí sin alguna clase de seguridades de que, por fin, el régimen se avendría a cumplir, mal que bien, su parte del plan.
Hasta hoy, Damasco ha estirado artificialmente el plazo, ha reiterado que ignorará toda recomendación de la Liga Árabe (aunque Annan es enviado especial conjunto de la Liga y la ONU) y, visiblemente, ha concertado su calendario con el de su aliado diplomático, Rusia que, a su vez, ha endurecido formalmente su tono.
¿Punto muerto o genuina esperanza?
En realidad, y bien leído, el informe de Annan lo confirma indirectamente, lo que parece estar en marcha es una operación de corte puramente práctico que, a través de los seis puntos fijados por Annan y aceptados oficialmente por Damasco, debería solo… detener la matanza, algo en lo que, por lo demás, todo el mundo está de acuerdo por obvias razones humanitarias.
Las exigencias políticas de la oposición armada se han reducido hasta quedarse en la promesa de un diálogo político entre sirios tras producirse liberaciones de presos, reunificación familiar y presencia de observadores de la ONU y prensa internacional independiente. Es decir, ni asomo de una posibilidad de cambio de régimen, la gran condición de Rusia y China.
Para algunos observadores esto es una operación de compra de tiempo por el régimen, pero para otros un principio de legitimación de la oposición que, en adelante, dispondrá de más poder político real y, si es genuinamente autorizada a intervenir libremente en los límites de la nueva Constitución ya aprobada, plantear los cambios en términos políticos.
Los riesgos de Annan
Técnicamente, Kofi Annan es un particular y es independiente. Tal doble condición le facilita el trabajo, pero está corriendo el riesgo, sobre todo ante la opinión árabe y, desde luego, entre la oposición armada, de ser visto como un socio de facto del régimen, pues ha aceptado ignorar la opción del cambio de régimen… lo que, por otra parte, le permitió contar con Moscú y Pekín. Y, en un alarde de puro realismo y persuadido de que él puede hablar con todos los actores del drama, ha hecho saber que el miércoles próximo estará en Teheran, cuyo régimen es un firme aliado de Siria y, visiblemente, está ayudando al presidente Assad.
Pero el ex-secretario general de la ONU se ha reunido también con el ala dura del mundo árabe (encabezada por Qatar) y la oposición a su más alto nivel, el 13 de marzo en Ankara con Barhum Ghaliun, jefe del “Consejo Nacional Sirio”. Lo que sí rezuma su mediación es una tácita comprensión de la crisis como un conflicto regional y casi internacional, lo que le obliga a hablar con los grandes tenores del Consejo de Seguridad, pero también con países de liderazgo regional, como Turquía, un actor potencialmente clave, o Irán.
Este approach, propio de un hombre de visión global como es él, aporta a la situación, sin embargo, un matiz objetivamente favorable al régimen porque hay un cierto consenso internacional de que lo que suceda en Siria tendrá potencialmente la capacidad de desatar graves alteraciones regionales y tal vez la de incendiar el Oriente Medio en su conjunto.
Cambios cualitativos
Así, nadie parece asumir la responsabilidad de recurrir abiertamente a la fuerza a favor de la oposición democrática, una conducta que, además, se explica por ciertas reticencias occidentales ante la presencia, según algunos decisiva, de la corriente islamista como factor clave en el “Consejo Nacional Sirio”. Los Hermanos Musulmanes son, ciertamente, la única oposición firme, organizada y veterana aunque su jefe, Mohamed Riad al-Shaqfa, ha optado hábilmente por ser discreto en la dirección de la revuelta y ha adoptado un perfil bajo.
Esta nota, la de ser un factor insoslayable del delicado equilibrio regional, se deja notar a diario. Turquía, que de una relación bilateral excelente pasó a liderar la línea dura política contra el régimen, debe sopesar nada menos que el factor kurdo. Un millón largo de kurdos sirios no han tomado parte en la rebelión… y Damasco puede cerrar los ojos en sus provincias del norte para que las milicias kurdas de Turquía, el PKK, se mueva a gusto y obtenga ventajas tácticas sobre el terreno.
Ayer llamó mucho la atención una severa crítica que hizo a la gestión turca del conflicto nada menos que Yasar Kakis, un ex – ministro de Exteriores y diputado por el partido del gobierno, el AKP, quien acusó a éste de “poner todos los huevos en una cesta”… esto por no hablar de lo que podría suceder si, en el último minuto, el Hezbollah libanés, aliado íntimo de Siria e Irán, decidiera pasar a la acción. Podría obligar a intervenir a intervenir a Israel, que desea estar por completo al margen… y ha visto sin sorpresa que el lunes, el Guía del Irán, Alí Jamenei, decía al primer ministro Erdogan en Teherán que seguirá “apoyando a Siria en su resistencia frente a Israel” (….)
Todo esto pesa, y mucho, sobre la gestión de Kofi Annan. Y sobre el Consejo de Seguridad de la ONU que hace unas horas exhortó al gobierno sirio a que cumpla sin más su plan pacificador. Rusia y China no tuvieron el menor inconveniente en suscribir el texto: no pide la salida de Bashar el Asad…