Rajoy culpa a Zapatero de las «duras y dolorosas» medidas que ha tomado
«Nos ha tocado hacer en dos años lo que no hicieron en ocho», dice el presidente, que apunta a la intervención como única alternativa
Actualizado:Mariano Rajoy aprovechó ayer su intervención ante la cúpula nacional del PP para dar su versión sobre los primeros cien días al frente del Gobierno, que reconoció «intensos y difíciles», e insistió en responsabilizar de la catarata de medidas impopulares que se ha visto obligado a acordar a las hipotecadas cuentas públicas heredadas de José Luis Rodríguez Zapatero.
El jefe del Ejecutivo no hizo en su media hora de discurso una sola alusión al inesperado revés sufrido por su partido en Andalucía ni a los cientos de miles de españoles que secundaron en la calle la huelga general contra su reforma laboral, pero sí que dejó claro que el desgaste político que paga por las subidas de impuestos, los drásticos recortes del gasto en los Presupuestos o la amnistía fiscal es consecuencia de lo que «hay que hacer para arreglar los incumplimientos del pasado», la «errónea política económica del Gobierno anterior que nos ha traído hasta aquí».
«Si el Gobierno anterior hubiese cumplido su plan de déficit del 6% (en 2011), este año habríamos tenido que recortar 18.000 millones de euros menos y otros 10.000 menos el año próximo», aseguró. En su opinión, esa es la razón de que al Gobierno «no le haya quedado más remedio» que adoptar unos Presupuestos «duros y dolorosos», que «no nos gustan», pero que son la única opción para «no ir a peor». «Nos ha tocado hacer en dos años lo que (los socialistas) no fueron capaces de hacer en ocho», se lamentó.
Rajoy explicó que es consciente de que «hay gente muy afectada» por las reformas fiscales y del mercado de trabajo y por los recortes, pero aseguró que la política de drástico ajuste del gasto público acometida por su Ejecutivo es «indispensable e irrenunciable», porque «no tiene alternativa, o la que hay es peor».
Sin citar el término, dio a entender que si España incumple los objetivos de recorte del déficit que exigen los mercados y los socios comunitarios el resultado será la intervención por la UE de las finanzas públicas, como ya ocurrió con Grecia, Portugal o Irlanda. «Incumplir los compromisos te hace perder credibilidad y eso se paga muy caro», comentó, antes de aclarar que «o recortas el déficit o nadie te vuelve a prestar dinero». «Y esto no es teórico», avisó.
Plan antifraude
El jefe del Ejecutivo reconoció que no está «en condiciones de dar buenas noticias a los españoles» porque la tarea que aún ve por delante «es gigantesca». «Las reformas que hemos hecho -explicó- producirán sus efectos en el futuro». Espera que en el medio plazo sí podrá anunciar alguna alegría, porque afirmó que «han puesto los cimientos para la recuperación».
El presidente no hizo un solo amago de autocrítica y confirmó que su Gobierno, «que tiene un plan y determinación», no cambiará su política pese a la amenaza de nuevas protestas sociales. Anunció la puesta en marcha antes del verano de once reformas y medidas para mejorar la competitividad de España y recuperar cuanto antes el crédito para las empresas y familias. Muchas de las acciones de la lista ya eran conocidas, pero destacó la aprobación de un plan de lucha contra el fraude fiscal, a la Seguridad Social y en el cobro de prestaciones de desempleo, con el que sin duda aspiran a contrarrestar las duras críticas a la amnistía al dinero negro.
Rajoy, en resumen, volvió a dibujar un muy negro panorama para el futuro más inmediato y reclamó paciencia a los ciudadanos. Confesó que no confía en lograr apoyo alguno a sus duros Presupuestos de la oposición -pese a que le resulten «sorprendentes» las críticas del PSOE-, pero dijo que «sí aspiramos a tener la comprensión de los españoles, también de los que no nos votaron, en un momento difícil y complejo». Para ayudar a lograrlo pronunció la única frase con un mínimo de optimismo: «Si seguimos por la senda reformista, España va a salir adelante».
Aunque la práctica totalidad del discurso se orientó a justificar su política impopular, aprovechó el foro para dar un moderado tirón de orejas a su partido, ya que considera que el PP no ha salido con la suficiente fuerza y asiduidad a la escena pública para defender las medidas del Ejecutivo y servirle de escudo ante las críticas de la oposición.
«Animo a todo el Comité Ejecutivo a que deis respaldo al Gobierno y expliquéis estas medidas», dijo casi al final de la intervención. «Ya se que es duro, pero es lo que hay que hacer», añadió. El guante fue recogido casi de inmediato por la secretaria general, Dolores de Cospedal, que anunció la puesta en marcha de una campaña popular para explicar a los ciudadanos las medidas de austeridad en el gasto.
La austeridad también protagonizó el segundo toque de atención al partido. Rajoy recordó a los alcaldes y presidentes autonómicos del PP que son ellos quienes deben dar mayor ejemplo de control del déficit. «No es momento de pabellones, autopistas o aeropuertos», advirtió.