Cartel realizado por Antonio Mingote para la película 'Los muertos no se tocan, nene'. /Relabel Comunicación
luto en el periodismo

Muere a los 93 años el dibujante y humorista Antonio Mingote

El marqués de Daroca fallece en el Hospital Gregorio Marañón, donde fue ingresado hace unos días

MADRID Actualizado: Guardar
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La muerte de Antonio Mingote, el patriarca del humor gráfico español, tiñó de luto este martes el noble oficio que el dibujante, escritor y académico contribuyó a engrandecer. Durante casi ocho décadas el genial y prolífico humorista mantuvo activos y afilados sus lápices y su mordaz inteligencia. Los ejercitó siempre, acudiendo a la cita diaria con el lector, que mantuvo durante cerca de sesenta años, y plantando cara a la enfermedad que acabó con su vida. No fue solo en las páginas del diario Abc, en el que desarrolló el grueso de su carrera, donde brilló, ejerció su magisterio e hizo historia. Debutó Mingote muy joven en el semanario 'Blanco y Negro' y dejó también su lúcida y sagaz impronta en las páginas de publicaciones míticas como 'La Codorniz', memorable sanedrín de humor ibérico y carpetovetónico por el que pasaron todo los grandes del género, y su trampolín al chiste diario con vocación de editorial.

Mingote falleció en la mañana del martes en Madrid a los 93 años, vencido por el cáncer hepático contra el que batalló con entereza. Su viuda, María Isabel Vigliola, confirmó que desde hacía varios días se encontraba ingresado en el hospital público Gregorio Marañón, donde falleció rodeado de los suyos. La capilla ardiente con sus restos se instaló en los Jardines de Cecilio Rodríguez del madrileño parque del Retiro, del que era "alcalde honorario". Disfrutaba también del aristocrático título de marqués de Daroca que el rey Juan Carlos le concedió en diciembre de 2011 en recuerdo de la villa aragonesa en la que transcurrió parte de la infancia del humorista y dibujante.

Antonio Mingote Barrachina había nacido en la localidad barcelonesa de Sitges el 17 de enero de 1919. De ascendencia aragonesa, era hijo del matrimonio formado por el músico Ángel Mingote y Carmen Barrachina. Estudiante en los Escolapios de Daroca, publicaría su primera viñeta siendo un crío en 'Gente menuda', suplemento infantil de 'Blanco y Negro', en el que reconocieron el temprano talento de aquel chaval de sólo trece años. Aquella seminal viñeta era un dibujo del conejo 'Roenueces'.

Combatiente

Terminó Mingote el bachillerato en Teruel sin sospechar todavía que le aguardaba un futuro prometedor como dibujante, historietista y narrador. Perfilaría y afianzaría su vocación tras la incivil guerra española, en la que combatió en el bando nacional, primero como requeté el Tercio de Santiago en la Sierra de Albarracín, y luego como alférez provisional en el frente catalán. Tras la guerra estudió en Zaragoza dos cursos de Filosofía y Letras antes de optar por retomar la vida militar y convertirse en oficial de carrera tras su paso por la Academia de Guadalajara.

En estos años de formación le pica también el gusanillo de la escritura. Sin dejar de garabatear sus característicos personajes, siempre con línea clara y decidida, y con color en la segunda mitad de su carrera, escribe novelas policíacas y del oeste bajo el seudónimo de Anthony Mask. Títulos como 'Ojos de esmeralda' o 'Los revólveres hablan de sus cosas". Instalado en Madrid, modesto inquilino de una pensión, comenzó en 1946 a colaborar en 'La Codorniz', "la revista más audaz para el lector más inteligente", fundada por Miguel Mihura y Tono y donde avalado por Álvaro de Laiglesia, pulió el estilo directo y claro que haría inconfundibles sus monigotes. Son días de bohemia y tertulia en cafés como el Gijón y el Comercial con geniales amigos para siempre como Rafael Azcona, o Manuel Alcántara.

Animado por la buena acogida de su dibujos, se decide a dejar el uniforme para tratar de vivir de las palabras y las viñetas. Por entonces publica 'Las palmeras de cartón', novela que ilustra su admirado colega Goñi. Tardaría todavía siete años en publicar por primera vez en Abc, rotativo que le acoge en 1953 y que sería su definitiva casa, a la que consagró casi 60 años de su trayectoria profesional. Director de la revista 'Don José', creada en 1955, para Abc realizó un sinfín de portadas, además de las caricaturas y viñetas -casi 25.000- con las que satirizaba, comentaba e iluminaba la actualidad política, social y económica o deportiva de un país que en la segunda mitad del siglo XX pasó de la dolorida grisura de la posguerra y la ilusionante esperanza que llegó con la transición, y las decepciones políticas con las que ha convivido la democracia.

Pionero en la RAE

Fue también Mingote guionista de cine y televisión para filmes como 'Vota a Gundisalvo', personaje rescatado de sus viñetas, y series como 'Ese señor de negro', otra de sus características creaciones, llevado a la pequeña pantalla por Antonio Mercero. Con otro grande de la televisión, Narciso Ibáñez Serrador, se embarcó en otros proyectos de éxito, como el musical 'El oso y el madrileño', estrenado a mediados de los setenta. También se atrevió a dirigir 'La vuelta al mundo en ochenta espías', toda una rareza rodada en Súper-8 en Marbella y su única incursión en el cine.

Atento observador y comentarista, no renunció Mingote a la radio, donde hizo época en el 'Debate sobre el Estado de la Nación' que condujo su admirado Luis del Olmo. También se embarcó en toda suerte de proyectos editoriales, algunos menores pero de enorme éxito comercial, como su libro del mus, y otros excelsos y muy exigentes, como la ilustración del Quijote, en conmemoración del cuarto centenario de la obra de Cervantes, un desafío acariciado durante años y para el que realizó más de 600 dibujos. Entre sus libros divulgativos figuran 'Historia de la gente' (1955 y 1984), 'Historia de Madrid' (1961), 'Historia del traje' (1963), 'Hombre solo, hombre tranquilo' (1976), o 'El mus: historia, reglamento, técnica, vocabulario (1980). Junto a su compañero en la RAE y catedrático de Historia de la Ciencia José Manuel Sánchez Ron publicó `Viva la ciencia! (2008) y El mundo de Ícaro (2010).

Lo mejor del legado de este gran maestro de humoristas, que alentó la carrera de otros dibujantes como Ballesta, Máximo, Madrigal o Cebrián, se conserva en el Museo Abc, guardián celoso de una excepcional colección de arte grafico de la casa a la que Mingote estuvo ligado durante 59 intensos años.