Italia regresa al corazón de Europa
COPENHAGUE.Actualizado:Cuando Mario Draghi se sentó en el sillón presidencial del Banco Central Europeo a finales del año pasado su apodo ya le estaba esperando. El exgobernador del Banco de Italia fue bautizado rápidamente como 'Supermario' por el prestigio que le otorgaban en el sector financiero. El sobrenombre, sin embargo, ya estaba adjudicado desde hacía tiempo y su dueño emergió para reclamarlo. Mario Monti, el tecnócrata que sustituyó a Silvio Berlusconi tras su ruidoso desplome, fue el primero en ganarse los elogios de Europa hace una década. Cuatro meses después de su llegada al poder, el 'Supermario' original ha demostrado que la UE sigue rendida a su pies. De su mano, Italia ha regresado al corazón de la Unión. Incluso el primer ministro chino, Wen Jiabao, con el que Monti se entrevistó ayer en Pekín, expresó su confianza en su gestión.
Los primeros pasos de Monti en Bruselas, curiosamente, fueron alentados por Berlusconi. El entonces jefe de Gobierno transalpino le propuso en 1994 para que ocupara el puesto de comisario de Mercado Interior. Monti estaba avalado por una sólida trayectoria en Italia y EE UU, donde se formó junto a James Tobin, el profesor de la Universidad de Yale que ideó la famosa tasa a las transacciones financieras que la zona euro debate desde hace meses.
Monti deslumbró en la UE con su gestión al frente del departamento de Competencia. Su decisión más sonada fue bloquear en 2001 la que hubiera sido la mayor fusión empresarial de la historia, la de General Electric y Honeywell. Ambas empresas querían unir sus negocios aeronáuticos, una posibilidad que el entonces comisario rechazó por su impacto a nivel mundial. Su imagen de látigo de las grandes corporaciones subió un nuevo peldaño con su multón a Microsoft. La firma norteamericana fue sancionada con 497 millones de euros por abuso de posición dominante.
Monti dejó Bruselas en 2004, pero su huella perdura. La UE aplaudió con fuerza su desembarco en el Ejecutivo de Roma el pasado noviembre. Entonces, el euro se asomaba al abismo empujado por una Italia presionada por los mercados. El primer ministro se movió de inmediato con un recorte de 30.000 millones que empezó a devolver la tranquilidad al país. Tras poner en marcha su plan de choque, el responsable se remangó con las reformas.
La combinación de modificaciones de calado y su prestigio personal han conseguido que Italia haya reforzado su posición ante los mercados. Sus avances le han permitido incluso rebasar a España y dejar al Gobierno de Mariano Rajoy en la primera línea de fuego de los inversores. El adelantamiento transalpino se materializó el 2 de marzo. Aquel día, la prima de riesgo del Tesoro de Roma se situó por debajo de la española por primera vez desde agosto. Aquel mismo día, el Ejecutivo de Monti certificó que había reducido su desfase presupuestario al 3,9% frente al 8,5% de España.
En el plano político, los esfuerzos de Monti también se han dejado notar. Mientras que Berlusconi solo captaba la atención por sus escándalos, su sucesor ha conseguido ganarse el respeto de Angela Merkel y Nicolas Sarkozy. Incluso, se ha unido a las exclusivas cumbres del eje franco-alemán y se reúne habitualmente con sus dos poderosos colegas.
Pese a su cercanía al motor franco-alemán, Monti tiene seguidores en los socios más pequeños de la Unión porque contribuye a matizar el poder de París y Berlín. Además, no se muerde la lengua y habla con una claridad poco habitual en la UE. Esta semana, durante una gira por Asia, insistió en que el pecado original del euro fue en 2003, cuando era «solo un bebé». Alemania y Francia se saltaron entonces los preceptos del Pacto de Estabilidad para flexibilizar a su conveniencia los límites de déficit. «Por supuesto, si el padre y la madre de la zona euro no respetan las reglas, no se puede esperar que Grecia lo haga», enfatizó Monti en una de sus escalas asiáticas.
Lejos de granjearle enemistades, la franqueza le ha dado más enteros. En Bruselas, su nombre figura en todas las quinielas para los puestos más altos. Se llegó a hablar de que podría relevar a Herman Van Rompuy como presidente del Consejo Europeo. También se especula con que asuma la dirección del Eurogrupo o que releve a José Manuel Durao Barroso al frente de la Comisión.
No sería extraño que acabe en algún puesto europeo, pero Monti ha insistido en que ya tiene bastante con su trabajo en Italia hasta la primavera de 2013, momento en el que se celebrarán las elecciones.