De leyenda urbana a genialidad sindical
La conocida como 'huelga a la japonesa' aparece tímidamente en el 29M
MADRIDActualizado:Dos opciones: ir o no ir a trabajar. Es el dilema al que se enfrenta cualquier empleado ante una huelga general como la del pasado jueves, que generó una gran movilización social -según los sindicatos- o fue un fracaso -en la opinión del Gobierno-. Hay una tercera vía, ir a trabajar pero con más ganas que nunca, generando un exceso de producción que perjudique a la empresa. La llamada 'huelga a la japonesa'.
En el 29M, esta denominación fue 'trending topic' en el Congreso de los Diputados. Izquierda Unida acusó al Gobierno de obligarles a trabajar en la huelga general y utilizó este símil para sus argumentos. Sin embargo, los parlamentarios cumplieron con su horario habitual y su producción no perjudicó al país.
Los trabajadores de las ambulancias programadas también escogieron la tercera opción. Realizaron unos servicios mínimos del 100%, por lo que no varió mucho su asistencia habitual. Con esto quisieron demostrar que la empresa de Servicios Socio-Sanitarios Generales (SSG) incumple el contrato con la Administración al realizar menos cobertura horaria de lo estipulado en una jornada normal.
Y 'huelga a la japonesa' también en internet. El pasado jueves hubo una superproducción de informaciones, comentarios y contenidos multimedia que tuvo a Facebook y a Twitter como principales beneficiarios.
Deber y lealtad
Este tipo de protesta sindical procedente de Japón está, sin embargo, en desuso. La leyenda urbana cuenta que surge de la propia cultura nipona del deber y la lealtad, en este caso a la empresa. Sin embargo, no es así y la realidad es que se originó en las fábricas de automoción para provocar una mayor producción fuera de los planes de la compañía causándole de esta manera graves problemas económicos.
El espacio en Japón es un bien muy preciado debido a la reducida superficie del país. Esto provoca que los costes de almacenamiento de las empresas constituyan una gran parte de sus gastos. Al no poder distribuir la sobreproducción de una 'huelga a la japonesa' y al no poseer el espacio suficiente para almacenarla, ésta se traduce en pérdidas de un día para otro.
Actualmente, los japoneses no tienen tanto furor sindical como para trabajar el doble en una huelga, aunque la mayoría acude a su empleo. Estos esquiroles nipones tienen el inconveniente de no poder recurrir a la excusa manida: -¿Tú has hecho huelga? -A la japonesa.