El PP aspira a presidir el nuevo órgano para asentar la paz en el País Vasco
«Es un buen día para la política», se congratula el lehendakari López, que valora la voluntad de «caminar juntos»
VITORIA. Actualizado: GuardarApenas seis líneas. Un texto escueto y poco explícito que sirvió, sin embargo, para concitar uno de los acuerdos más amplios y plurales que en asuntos de pacificación se recuerdan en la Cámara vasca. Ahí reside precisamente su valor, coincidían todos los impulsores del pacto, que, según resumían en el entorno del lehendakari López, deja sentado que una abrumadora mayoría de la representación política vasca está básicamente de acuerdo en «por qué hemos llegado hasta aquí» -al momento de pasar por fin la página de la violencia de ETA- y coincide también en el diagnóstico sobre «qué pasos habría que ir dando» para asentar la paz y la convivencia en Euskadi.
En palabras del propio jefe del Ejecutivo vasco, una evidencia de «nuestra voluntad inequívoca de que, pese a nuestras legítimas diferencias, queremos caminar juntos para buscar acuerdos» que consoliden el nuevo escenario sin el ruido de las armas. «Hoy es un buen día para la política y la sociedad», resumió el lehendakari, que vio como ayer se cerraba satisfactoriamente el conato de acuerdo que lanzó al ruedo el pasado 8 de marzo y que casi le cuesta un disgusto serio con sus socios preferentes del PP.
Lo que quedó claro es que todos los grupos -solo se quedaron fuera el parlamentario de UPyD, Gorka Maneiro; el de EA, Juanjo Agirrezabala; y el único de Aralar perteneciente al sector oficialista, Dani Maeztu- dieron prioridad al consenso y dejaron pelos en la gatera para no quedarse fuera. Maneiro rechazó la creación del nuevo órgano parlamentario por creer que servirá para hacer «campaña» a la izquierda abertzale; los otros dos, por su rechazo a la «exclusión» de ese sector. Finalmente, 70 de los 73 parlamentarios presentes votaron a favor de un texto que se limita a dar luz verde a la constitución de la ponencia y establece que será «abierta» para garantizar su «desarrollo eficaz» y la posibilidad de recabar las propuestas que deseen trasladar «los distintos grupos políticos, instituciones y agentes sociales». Faltaron la popular Mari Mar Blanco -en el PP insistieron en que quien pone rostro a las víctimas del terrorismo en el grupo parlamentario estaba en un congreso en Nueva York en el que había comprometido su presencia con anterioridad- y el socialista Jesús Eguiguren, habitualmente está muy pendiente de los debates sobre pacificación.
El PP no firmó
El consenso era un hecho ya la noche anterior, pero, vistos los antecedentes, siempre cabía la duda de que un PP que ha tenido que fajarse como nadie para encajar en el acuerdo, siempre pendiente de los recelos que cualquier gesto en materia de pacificación suscita en determinados sectores del partido, se retractara a última hora. De hecho, el grupo comandado por Antonio Basagoiti ni siquiera estampó su firma en el acuerdo transaccionado con el resto de los grupos, por miedo a que el debate se saliera de madre y no pudiera ya echarse atrás. No obstante, todo transcurrió conforme al guión y el parlamentario Antón Damborenea anunció desde la tribuna que el PP apoyaba la ponencia «y trabajaremos en ella». No solo eso: según las fuentes consultadas, en las conversaciones entre PSE y PP, los socialistas han hecho saber a sus socios que están dispuestos a que sea alguno de los parlamentarios populares el presidente del nuevo órgano.
El PP, que achaca su 'sí' a las garantías públicas que el lehendakari les ha dado de impedir la participación de cualquier representante político que no condene el pasado terrorista, ve con muy buenos ojos esa posibilidad. Cree que sería una manera simbólica de ver reforzados sus planteamientos -piensan que es un instrumento para «deslegitimar el terrorismo»- y su concepción de la ponencia, que se constituirá en los próximos días pero no empezará a funcionar en cualquier caso hasta después de Semana Santa.