El cansancio, único rival de un gran choque
BARCELONA. Actualizado: GuardarSin descanso tras el regreso de Milán retrasado por la huelga general, en el caso del conjunto de Pep Guardiola, y tras la exhibición en la Liga Europa ante el Schalke 04 de Raúl, en el caso del equipo de Marcelo Bielsa, Barça y Athletic disputan en el Camp Nou un partido apasionante sobre el papel. Solo el cansancio puede estropear el espectáculo. Los vascos afrontarán otro partido exigente 48 horas después de su enorme despliegue físico llevado a cabo en tierras alemanas. Como mal menor, pisaron Barcelona antes que la expedición azulgrana, con un día más de reposo después del 0-0 ante el Milan en San Siro, pero obligada a pernoctar tres noches en suelo italiano hasta aterrizar en el aeropuerto de El Prat al mediodía de ayer.
Con estos condicionantes, las rotaciones están garantizadas pese a lo mucho que se juegan ambos equipos en la Liga. El Barça ya sabrá a las 22.00 horas si depende de sí mismo para recuperar el liderato de la Liga. Aunque arranca la jornada a seis puntos del Madrid, si la escuadra de Mourinho cayera en Pamplona el equipo culé tendría la certeza de que con una victoria ante el Athletic y otra frente al propio Madrid en el clásico del Camp Nou, el primer puesto sería suyo, siempre, naturalmente, que no fallara en ningún partido. Rocambolesco, pero posible. Y el Athletic, aunque el esfuerzo europeo le está pasando factura en la Liga (solo 4 puntos de los últimos 15 disputados), no renuncia a reengancharse a la pelea por una plaza en la próxima Liga de Campeones. De momento, como finalista de Copa, ya tiene asegurada su presencia en la próxima Liga Europa. La final de Copa del viernes 25 de mayo, por cierto, será una repetición del encuentro de hoy y de la final de Copa 2009. Athletic y Barça se conocen, sus jugadores mantienen una buena relación (aunque la institucional se esté estropeando), pero se tienen ganas. En la primera vuelta, el 2-2 registrado en San Mamés fue una pelea deportiva intensa y total.
En el Barça se intuye el descanso de Xavi, que se marchó cojeando del patatal de San Siro tras una entrada de Clarence Seedorf, y la titularidad de Cesc Fàbregas, que se quedó en el banquillo ante el Milan.