LITERATURA

Desmadre en el campus (andaluz)

Cuatro profesores de historia escriben a ocho manos un retrato hilarante del mundo universitario; El jerezano Rubén Narváez es uno de los autores de este friso de tipos que circulan por la Fiesta de la Primavera

JEREZ. Actualizado: Guardar
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Dicen los autores que la Fiesta de la Primavera «es una de esas tradiciones de toda la vida que solo tienen cuatro días». Varias promociones de universitarios saben ya de qué va el asunto: botellón salvaje, desfasado, después del tirón infinito de los exámenes. Al parque comido de envases de plástico y bolsas de hielo vacías; a la explanada sucia en la que no cabe un alfiler; al concierto de una prescindible lista de grupos amateurs (siempre con nombres en inglés, aunque sean de Lebrija) acuden todos los estudiantes del universo, exceptuando los agonías y los automarginados. No faltan ni los que faltan a clase. Ni los empollones, ni los malajes, ni los bufones, ni los guapitos de cara, ni los bultos de gimnasio, ni los comunistas, ni los rocieros, ni los observadores antropológicos...

En la Fiesta de la Primavera hay muchas cosas que hacer: buscar con denuedo un coma etílico, darle conversación por señas a una estudiante japonesa, charlar con los mismos amigos de siempre sobre los mismos temas de siempre, emprender la cuadratura del círculo, intentar ligar con alguna pazguata ingenua y desprevenida, o sencillamente disfrutar, cubata en mano, del espectáculo que supone la propia humanidad. Rubén Narváez, Carlos Corredera, Francisco Huesa y Ricardo Rodríguez, optaron por esta última alternativa (compatible, a ratos, con todas las demás). La diferencia entre ellos y el resto de los analistas pasivos es que estos cuatro (ahora sí) profesores de Historia han contado la experiencia en un libro, 'Juerga Mater Hispalensis' (Jirones de Azul), escrito con la sana intención de que el lector «se parta la caja». La edición, muy cuidada, acaba de presentarse en Sevilla.

Rubén Narváez, jerezano del 82, explica que 'Juerga Mater' es, chispa más o menos, como 'La Colmena', pero en plan irreverente. No lo ha escrito un Nobel, pero sí cuatro hombres a ocho manos, lo cual también tiene su mérito. «Se trata de un friso gamberro de todos los personajes, de todos los 'tipos' universitarios», mirados con mucho humor y algo de ánimo crítico. «Queríamos construir una galería de especímenes, por decirlo de alguna manera, pero hacer que se interrelacionaran, a pesar de ser muy distintos entre sí, en un mismo lugar». Y pensamos: «¿Adónde va todo o casi todo el mundo, estudien o no, sean de izquierdas o de derechas, deportistas o ratones de biblioteca?» Respuesta: a la Fiesta de la primavera.

Museo del horror

Les ha salido una suerte de museo de los horrores en el que resulta imposible evitar la identificación y, por lo tanto, contener la risa. «No sé si son tipos universales -dice Rubén-, pero desde luego son perfectamente reconocibles, al menos en Andalucía, y probablemente también en el resto de España». Vayan tomando nota: el abuelo, la moza del pueblo, el informático tostón, la flor descocada, el romántico reincidente, el pijo surfero o la niña de los ojos bonitos. Por las páginas del libro, con ilustraciones de Yeyo Hinojo, circulan también otros clichés míticos: el izquierdista que aprovecha la mínima para desbarrar contra el sistema, la chica 'cool' que desvela la medida de su estupidez en cuanto abre la boca, las amigas criticonas, la que siempre estudia con apuntes ajenos.

Rubén y sus compinches exponen, en tercera persona, la forma que tiene cada cual de ver la vida. Especialmente logrado el retrato del típico producto de la Logse, un prenda con serios problemas de aprendizaje que se ha colado en la universidad a base de coleccionar adaptaciones curriculares. «Suena duro, pero en el fondo nos hemos medido mucho. Los tipos son simpáticos, a veces muy ácidos, pero nunca ofensivos», dice Rubén. Por lo pronto, la novela (si en término 'novela' cabe todo) se está vendiendo esos litros, aún cubiertos de escarcha, que buscan las hordas universitarias cuando aprieta el calor y las responsabilidades serias, el trabajo y la familia parecen cosas de otra mundo.