
Del cálido Baile de la Rosa a la heladora Laponia
Actualizado: GuardarEn menos de 48 horas el príncipe Alberto de Mónaco y su esposa Charlene, han pasado del 'glamour' y de la cálida temperatura del tradicional Baile de la Rosa del Principado a abrigarse bien las orejas y ataviarse con las pieles laponas para esquivar las gélidas temperaturas de esa enigmática tierra que comparten Noruega, Suecia, Finlandia y Rusia. Los príncipes quieren conocer 'in situ' los efectos del cambio climático en el Polo Norte, comprobar los deshielos del Ártico y compartir las costumbres con los habitantes de la zona. Por eso, ayer visitaron la ciudad de Kautokeino (Noruega), capital cultural del pueblo sami (lengua lapona), que vive de sus tradiciones y de la cría de renos. La fotografía superior es toda una postal navideña que contrasta con la primavera que emerge en los países mediterráneos o las siempre calientes aguas de Miami donde se refresca Irina Shayk. La pareja fue recibida con todos los honores. No es de extrañar que hasta el reno, ataviado con la indumentaria típica como sus ilustres pasajeros, muestre cara de sorpresa y abra la boca en señal de satisfacción, o quién sabe si de cansancio por transportar a los dos 'reales' pesos.