Nuestra historia
Jerez Actualizado: GuardarEs verdad que de todo se aprende. De la vida, de las personas que nos rodean, de los libros, del arte… Últimamente, encuentro con frecuencia enseñanzas en las películas. Perlas en forma de frases que, repentinamente, cobran un significado aparte del que puedan tener en el contexto del guión. Incluso tengo la sensación de que los diálogos de algunos personajes están escritos a propósito para conmoverme o para ponerme sobre una pista. Para descubrirme un camino o para instruirme en cualquier aspecto.
Hace unos días vi la película de animación Rango, que acaba de ser galardonada con un Oscar. Es una especie de western animado sobre la superación de los miedos y la necesidad de rebelarse. Una delicia que Gore Verbinski y John Logan (director y guionista respectivamente) han logrado hacer creíble a pesar de la excentricidad de los personajes, animales del desierto con trajes de cowboy. Si no la han visto, aprovecho para recomendársela.
Pues bien, en varios momentos de la película, Rango, que es, por más señas, un camaleón (un camaleón no en sentido figurado, sino zoológico), dice algo así como que «nadie puede huir de su propia historia». La frase es aplicable a todos y cada uno de nosotros. No podemos esquivar lo que nos toca vivir, ni en el aspecto personal ni en el estrictamente histórico. No podemos mirar a otro lado cuando la vida nos exige un posicionamiento, sea vital, sea ideológico. Nuestra historia (y también nuestra Historia con mayúsculas) está continuamente exigiéndonos decisión, valor, osadía. De nada vale ‘hacerse el longuis’ porque, tarde o temprano, habremos de actuar en consecuencia. Asumir el propio destino, la propia vocación, la heroicidad (grande o pequeña) que nos ha tocado en suerte es inevitable. Así que no huyamos de ello.