Los procesados por la 'operación Helio' miran para otro lado
Los cabecillas de la banda se negaron ayer a declarar, mientras que el resto se desvinculó del presunto tráfico de estupefacientes
JEREZ.Actualizado:La primera sesión del juicio por la 'operación Helio' no arrojó mucha luz sobre el caso, al menos desde el punto de vista informativo. Varias horas de una dilatada vista que arrancó con retraso debido a las alegaciones presentadas por las diversas defensas, que al final no prosperaron, sirvieron para que el escaso número de procesados que accedió a testificar negara la mayor. En resumen, la mayoría se acogió a su derecho a no declarar y quien lo hizo se desvinculó por completo del presunto delito contra la salud pública que se le imputa.
Nada más comenzar, los abogados de los 13 imputados se confabularon para pedir que se suspendiera el juicio alegando la nulidad de las escuchas y la falta de ejecución de determinadas pruebas. Una de las argucias legales más recurrentes en las vistas sobre narcotráfico, que como suele suceder ayer quedó desestimada una vez que la sala pidió un receso y lo debatió a puerta cerrada. Eso provocó que se retrasara el inicio de la vista, que comenzó con la comparecencia de Eusebio I. V, al que se acusa junto con su expareja, María S. C, de mover la droga con la que presuntamente traficaba la banda en 2009 y 2010 por Algeciras.
Eusebio sí quiso declarar pero negó absolutamente todo lo relacionado con la actividad delictiva, reconociendo que sí compró estupefacientes en alguna ocasión pero para consumo propio. Así, en lo relativo a las veces en que los investigadores le ubicaron en alguno de los seis puntos de venta de cocaína que se atribuyen a la red, aseguró que únicamente se encontraba allí o contactó con los cabecillas en calidad de consumidor, confesando su toxicomanía.
El acusado aprovechó para intentar exculpar a su ex, afirmando que ella simplemente lo llevaba en coche a los lugares de compraventa pero que no estaba al tanto de sus andanzas. Cuando María S. C. testificó corroboró este punto, desmintiendo que tuviera relación alguna con el narcotráfico, al igual que Juan M. S. Este último está considerado por la Fiscalía como el 'aguador' de la banda, o persona encargada de vigilar los lugares en los que se trapichea y alertar de la presencia de la Policía. Juan, sin embargo, insistió en su inocencia y lo único que confesó fue su condición de consumidor de estas sustancias, como la mayoría de sus compañeros de banquillo.
Escuchas comprometedoras
El momento más esperado del juicio se produjo cuando subieron al estrado los considerados cabecillas de la trama, Juan Carlos D. R. y Juan Antonio P. D. Su comparecencia, no obstante, resultó decepcionante puesto que ambos se acogieron a su derecho a no declarar, y no contestaron ninguna de las preguntas de la fiscal ni de los abogados. A pesar de ello y como siempre ocurre en estos casos, la representante del Ministerio leyó en voz alta las cuestiones formuladas que se quedaron sin respuesta y que vinculaban de forma directa a los dos individuos con el tráfico de drogas.
A su juicio y como consta en la calificación, Juan Carlos (el único que permanece en prisión) utilizaba el bar El Torero para contactar con proveedores y clientes y era asistido en su actividad por Juan Antonio, algo que intentó avalar con la transcripción de las escuchas telefónicas de las que, si bien no se aludía a droga de manera explícita, sí se desprendían frases como «dame una muestra», «es buenísima», «quiero un gramito» o «no tengo nada». El resto de los comparecientes fueron Alejandro A. R; sus hijos Alejandra y José Luis A. P; Antonio A. R. y Abraham R. M, que también negaron formar parte de la banda delictiva. Hoy martes continuará el juicio con la declaración de los tres imputados que faltan, Juan F. F; Enrique H. H. y Manuel S. G, junto a los agentes que han llevado el operativo.