El fracaso del PP refuerza a los sindicatos de cara al 29-M
El Gobierno expresa su temor ante la posibilidad de que el resultado electoral en Andalucía alimente la huelga general
MADRID. Actualizado: GuardarEl fracaso del PP en su intento por alcanzar el gobierno de Andalucía ha infundido nuevos bríos a los sindicatos. A solo tres días de la huelga general del 29-M, los líderes de CC OO y UGT encontraron en el resultado electoral del domingo renovada munición para aumentar la presión sobre el Gobierno. Ignacio Fernández Toxo y Cándido Méndez detectan un desgaste en el equipo de Mariano Rajoy, al que invitan a «reflexionar» sobre las consecuencias de sus políticas. Fuentes del Ejecutivo admitieron ayer por primera vez que pueden haber subestimado el rechazo de la calle a sus reformas y que la huelga podría tener éxito.
Toxo y Méndez cuestionaron la capacidad de resistencia del Gobierno antes de participar en Valencia en una asamblea. El líder de CC OO cree que lo ocurrido en Andalucía y Asturias evidencia que la sociedad ha escuchado las alertas lanzadas por la izquierda política y sindical frente a la reforma laboral y los recortes de servicios básicos. «Tal vez lo de Andalucía y Asturias sea un anticipo de una acelerada pérdida de crédito del PP», señaló. Por su parte, Méndez explicó que Rajoy «quería aprovechar las elecciones para reforzar su política de recortes y legitimar su reforma laboral, y ahora debe reflexionar».
La reflexión en el Gobierno ya ha empezado, a juzgar por las dudas expresadas en privado por algunas voces sobre el alcance de la huelga del jueves. Fuentes del Ejecutivo admitieron que ahora el paro general podría tener éxito, instigado por el desenlace de los comicios.
Las fuentes consultadas reconocen que el Gobierno puede haber «subestimado» la capacidad de movilización de los sindicatos. Y dan por hecho que «han calado» en la sociedad los mensajes repetidos machaconamente en el último mes y medio por la izquierda: que el Ejecutivo ha mentido y que la reforma laboral y la subida de impuestos perjudican, sobre todo, a las clases medias y bajas.