Javier Arenas, acompañado por el ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, Cristobal Montoro, y la titular de Empleo, Fatima Báñez, ayer en Sevilla. :: JAVIER DIAZ. REUTERS
ANDALUCÍA

«Es el momento del diálogo en Andalucía»

Javier Arenas califica de «hecho histórico» la primera victoria electoral del PP en Andalucía, a pesar de que no podrá gobernar

SEVILLA. Actualizado: Guardar
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La noche del pasado viernes, tras el mitin de cierre de la campaña electoral, Javier Arenas no hacía más que repetir a sus allegados y militantes, que ya casi le felicitaban, que no estaba nada hecho. Minutos antes, Mariano Rajoy había prometido regresar a Sevilla para la toma de posesión del candidato del PP-A. Arenas, que ya conoció el amargor del caramelo robado de la boca en 1996 y es supersticioso por la naturaleza de los votos, no las tenía todas consigo. Su mensaje prudente parece hoy una mala premonición del líder de los populares andaluces. La historia se repitió, 16 años después.

Arenas vuelve a chocar contra la misma piedra. A la cuarta, tampoco fue la vencida. Aunque esta vez es peor. Ha ganado las elecciones, pero no ha obtenido la ansiada mayoría. Y eso a pesar de que en la sede del PP-A en Sevilla se respiraba cierto optimismo antes de que se iniciara el recuento y tras conocer los primeros datos del escrutinio. El secretario general del partido, Antonio Sanz, compareció a los 35 minutos de cerrarse los colegios electorales y lanzó ese mensaje optimista del que hoy se estará arrepintiendo. «La noticia, a esta hora, es que el PP habría ganado las elecciones autonómicas en Andalucía. Tenemos motivos para el optimismo», anunció Sanz cuando solo se había escrutado el 20% aproximadamente. «Se trata de un hito histórico», remató.

Alegría y desilusión

La misma palabra repitió Arenas cuando salió a saludar al balcón de la sede de la calle San Fernando. «Es un hecho histórico, seremos el partido político con más diputados en el Parlamento y hemos sido la fuerza más votada», expresó después de dar «las gracias desde el corazón» porque «por primera vez en la historia el PP ha ganado las elecciones en Andalucía». Pero no gobernará. Es la alegría enfrentada a la desilusión de saber que PSOE e IU formarán pacto de gobierno. A pesar de ello, Arenas se comprometió a «comportarnos como la primera fuerza política de Andalucía» y trabajar «permanentemente al servicio de nuestra tierra y apoyando todas las iniciativas que sean positivas para nuestra comunidad».

El PP es el ganador por porcentaje, pero no por escaños. Arenas y su equipo se quedaron a cinco de la mayoría suficiente para formar gobierno, deseo que había expresado en los quince días de campaña. Humildad, la palabra que más utilizó cuando pidió el voto volvió a salir en su alocución ante la militancia que le pedía desde abajo que se tirara del balcón. «Vamos a ejercer nuestro liderazgo desde la humildad», apostilló.

Se vio a un Arenas sonriente, feliz por haber conseguido los mejores resultados de la historia de su partido en Andalucía. Sin embargo, el cambio que prometía su lema de campaña no se producirá. La procesión iba por dentro. Su futuro es un dilema ahora. Ha ganado pero nuevamente ha sido derrotado por el tirón que la izquierda tiene en el sur de España. Ha crecido en votos y escaños, pero el varapalo al PSOE (nueve escaños menos) contrasta con el crecimiento espectacular de IU (de seis a doce). El apoyo del votante descontento con el PSOE no se ha producido, como pidió en campaña.

A Javier Arenas no le quedó mayor consuelo que agradecer el apoyo recibido. Tuvo palabras para los «150.000 militantes» de su partido «que han confiado en nuestras ideas para que hayamos sido en el último año la primera fuerza política en las elecciones municipales, en las elecciones generales y hoy en las elecciones autonómicas». Y como no, para el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, y para sus rivales políticos, José Antonio Griñán (PSOE) y Diego Valderas (IU).

«Hasta aquí hemos llegado. Seremos el partido del diálogo. Es el momento en el que Andalucía exige más diálogo y ahí estaremos para el diálogo, para garantizar la estabilidad y la gobernabilidad de Andalucía. Gracias desde el corazón», concluyó.