Período decisivo
Tras el compás de espera electoral y sindical, el Gobierno deberá acometer las medidas económicas pendientes sin dilación
Actualizado: GuardarEsta próxima semana, última del mes de marzo, registrará un abigarrado cúmulo de acontecimientos que en cierto modo cerrarán el período inaugural de la legislatura, dando paso a la plena normalidad de una nueva y decisiva etapa. El Gobierno ya no tendrá inconvenientes ni pretextos para acometer las medidas pendientes, en su mayor parte relacionadas con la salida de la crisis económica y la consiguiente generación de empleo. Las elecciones de hoy en Andalucía y en Asturias cierran por completo el ciclo electoral y abren un dilatado período sin confrontaciones de esta índole. Y el Partido Popular, sean cuales sean los resultados de hoy, gozará de la máxima cuota de poder territorial que jamás tuvo organización política alguna en la larga etapa democrática, por lo que no podrá alegar insuficiencia de medios a la hora de instaurar soluciones rotundas a los problemas. Este próximo jueves, los sindicatos plantean un pulso al Gobierno con una huelga general que difícilmente tendrá un alcance suficiente para forzar al Gobierno a reconsiderar el rumbo. Las elecciones del 20-N, que dieron plena legitimidad a este Gobierno para realizar la dolorosa cirugía necesaria, están todavía muy cerca para imaginar que la opinión pública ha mudado tan drásticamente en ese período. Al día siguiente, el viernes, el Consejo de Ministros dará luz verde al anteproyecto de ley de Presupuestos Generales del Estado para el año en curso, que incluirá el recorte definitivo del ejercicio, con nuevos sacrificios para conseguir a fin de año el doloroso déficit del 5,8% del PIB que nos hemos comprometido a alcanzar. El final de marzo será también escenario tasado de inexorables medidas económicas. Antes de que concluya el mes, los bancos españoles deberán presentar al supervisor sus planes para cumplir con los saneamientos del ladrillo. Y asimismo, Industria deberá decidir la inoportuna subida de la luz, obligada por sentencia de los tribunales y por la propia fuerza del creciente déficit tarifario. A partir de ahí, el Gobierno ya podrá volcar todas sus energías en cumplir los objetivos que se ha marcado. Con la confianza de que pronto se vislumbren las primeras luces en el horizonte.