Procesión ayer de la agrupación Bondad y Misericordia. :: JUAN CARLOS CORCHADO
Jerez

El futuro de la Semana Santa

La Salvación y Bondad y Misericordia ponen fin a la Cuaresma con sus procesiones

JEREZ. Actualizado: Guardar
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Cuando hablemos del futuro de nuestra Semana Santa, de lo que se nos avecina, deberíamos ser conscientes de que hablamos precisamente de lo que ayer pudimos disfrutar en nuestra ciudad con las procesiones de las agrupaciones parroquiales de Bondad y Misericordia y de la Salvación. Estas agrupaciones, junto con San Rafael o la Sed, que saldrán la semana que viene, son las que están llamadas a coger un testigo que entregó hace ya muchos años la hermandad de la Clemencia, pionera en tantas cosas, y que recogieron hermandades como el Consuelo o el Soberano Poder, hoy realidades más que consolidadas de nuestra Semana Santa. Gente joven en su mayoría, integradas en la vida parroquial y que viven su fe de la manera que le enseñaron sus padres, pero sabiendo que están haciendo historia.

Hay dos maneras de vivir la Semana Santa, de entender nuestra Semana Mayor. Un cofrade puede adaptarse a la realidad que ya existe, integrarse en hermandades ya consolidadas, con empaque y categoría, y disfrutar de las facilidades que esta pertenencia les otorga. Y trabajar para consolidar su posición, luchando contra los elementos que debilitan, y de qué forma, las estructuras de nuestras corporaciones. Una manera clásica, tradicional, de sentirse cofrades, y algo más cómoda. Con esta decisión uno se siente parte de su propia historia, continuador de un legado esplendoroso que nos dejaron nuestros antepasados, y que tenemos, principalmente, la labor de conservar.

Es una opción. Una buena opción, sin duda, quizá la más habitual. Cofradías que ya están instaladas en el centro de la ciudad y que gozan de la devoción y del prestigio necesarios. Pero existe otra Semana Santa, la de los inconformistas, la de los creadores, la de los visionarios. Gente joven, con actitud y aptitud, con conocimientos e ilusión, que fletan este barco de la fe por primera vez con la ilusión de que llegue a buen puerto. Respetando mareas y vientos que a veces rolan a nuestro favor, pero que en la mayoría de los casos soplarán en contra. Creadores de la Semana Santa del futuro, soñadores de una ilusión que les obligará a formar parte en un futuro de una Semana Santa que ahora mismo les es lejana, a la par que extraña.

Un sueño conseguido

Por encima de salir o no salir. De realizar estación de penitencia, de que la meteorología les tuviera pendientes de modelos y partes meteorológicos durante toda la jornada, la Salvación y Bondad y Misericordia tenían ayer la obligación de confirmar que un año después, la mejora era evidente. Porque ese es otro riesgo de crear una Semana Santa, tener que hacerlo superando a la que ya existe. Mientras que los cofrades de corporaciones consolidadas deben preocuparse de mantener su patrimonio en el mejor estado posible, lo cierto es que las agrupaciones parroquiales viven además con la certidumbre de saber que deben incrementar y mejorar poco a poco la Semana Santa jerezana. Y con esa premisa trabajan todos los días del año, para que un día como ayer, Jerez les reconozca su trabajo por la iglesia diocesana y su esfuerzo por sentirse cofrades pese a las dificultades.

Eso es lo que importa de ayer. Que Bondad y Misericordia y la Salvación pudieron sentirse parte de la Semana Santa. Un estímulo que les servirá para volver a ponerse manos a la obra, y conseguir que Las Torres y el Sanatorio sean centros de fe y evangelización mientras sueñan con pasos de palio, con estrenos de marchas, y con llegar un día a la Carrera Oficial envueltos en el cariño de Jerez.