La nueva Convergencia Democrática de Catalunya abraza el soberanismo
El XVI Congreso de la formación nacionalista consagra a una nueva generación de dirigentes y el giro identitario del partido
BARCELONA.Actualizado:Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), la principal fuerza política catalana, proclamará hoy a Oriol Pujol como nuevo secretario general de la formación, en sustitución de Artur Mas, que será designado presidente. El partido fundado por Jordi Pujol en 1974 culminará así el relevo generacional en su cúpula y consagrará un giro hacia el soberanismo, pero sin abandonar la centralidad que le permite disfrutar ahora de la mayor cuota de poder de su historia pues gobierna, junto a Unió, en la Generalitat de Cataluña, la Diputación y el Ayuntamiento de Barcelona.
Como ha hecho cuando ha estado en el Gobierno autonómico, o sea, casi siempre desde la recuperación de la democracia salvo los siete años de tripartito, Convergència se mueve entre dos aguas. Por un lado, nada arrastrada por lo que le pide su militancia y por otro, por lo que le reclama la realidad del día a día de un partido de gobierno. Así, los dirigentes de CDC lo mismo tensan la cuerda y amenazan con la convocatoria de una consulta popular sobre el pacto fiscal o incluso con instar a la ciudadanía a no pagar sus impuestos en la Agencia Tributaria, como van de la mano del PP tanto en Madrid como en el Parlamento catalán.
En ocasiones, hay mucho de electoralismo en su apuesta identitaria, pero también mucho de cortina de humo, para tapar las dos oleadas de recortes que están erosionando al Gobierno de Mas y para esconder, ante los suyos, los pactos con el PP. En cualquier caso, la apuesta soberanista de la nueva cúpula (al cierre de esta edición aún no se había hecho el recuento de la votación) es firme y trata de construir una nación sin los complejos ni los miedos históricos que tenían los antiguos dirigentes pujolistas.
Independencia
Y es que una buena parte de su militancia, los de carné, hace tiempo que exigen un acento mucho más soberanista y que sitúen la independencia como el horizonte político del partido a corto o medio plazo. Frente a este alma, subyace su condición de partido que sustenta un Gobierno y aspira también a una mayoría social, objetivo que le obliga a ser más templado desde el punto de vista identitario. «Convergència debe seguir siendo el partido de la gran mayoría de los catalanes», dijo Artur Mas ayer. Pero matizó: «Tenemos derecho a tener estructuras que nos garanticen nuestros sueños».
De ahí que, con el ánimo de tratar de satisfacer a ambas demandas, CDC se vea obligada, como casi siempre, a ofrecer un discurso de una estudiada y medida ambigüedad. Aunque, eso sí, los eufemismos son cada vez más explícitos. Por ejemplo, la ponencia política del congreso habla de «la plena soberanía» como objetivo político. Las enmiendas introducidas en el debate fueron más allá y el texto final del cónclave recoge que Cataluña aspira a tener «un estado propio dentro de la Unión Europea» con la «independencia» en un horizonte no muy lejano.
Artur Mas se despidió ayer como secretario general de la formación con un discurso en el que apeló a la moderación. El presidente de la Generalitat jugó el papel institucional y fue más metafórico que nunca. «Navegamos rumbo a Ítaca», dijo. «Convergencia es un partido nacionalista y como tal tenemos una razón de ser, la de conseguir la máxima libertad nacional para nuestro país», concluyó.