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Muro. Lombán rechaza el balón durante el partido de ayer en el Municipal de Chapín. :: JUAN CARLOS CORCHADO
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PÓLVORA MOJADA EN CHAPÍN

El Xerez deja escapar la victoria en un encuentro dominado por los azulinos, que llegaron a fallar un penalti en la primera parte

BORJA FERNÁNDEZ bfernandez@lavozdigital.es
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Con poca pólvora y mojada poco más que un empate se puede sacar. El Xerez tiró de toque, velocidad y mucho desborde para superar al Elche, pero la puntería que gozaron los azulinos hace una semana ante el Murcia faltó ayer. La tarde estaba fría y gris y los jugadores de ambos equipos se encargaban de calentar a la grada con mucha presión e intensidad desde el primer minuto. Moreno recuperaba a Mendoza y José Mari, ausentes la pasada semana ante el Murcia, aunque el técnico del Xerez quiso recompensar a los que siete días antes lograban los tres puntos con remontada incluida y solo el sevillano se presentó como novedad en un once titular muy ofensivo. Pero no fue fácil meterse en el partido. Bordalás generó una tela de araña en el centro del campo con un 4-1-4-1 que obligaba a los azulinos a apostar por el juego directo con José Mari como referencia y Tato como hombre de ataque. Sin embargo, la escuadra ilicitana comprobó pronto que esa «falta de presión» que desde Elche aseguraban que sufría el Xerez se iba a convertir en un arma de doble filo.

Los azulinos se animaron a base de toque y desborde por banda y en los primeros diez minutos le metió miedo en el cuerpo a Bordalás. Solo la falta de definición de Tato, el jugador más en forma del Xerez en estos momentos, impidió que el gol llegara en tres minutos en los que el murciano se plantó ante Juan Carlos, aunque rematando demasiado lejos de la meta rival. El peligro iba de portería a portería en un inicio vibrante, aunque los franjiverdes tuvieran que esperar casi al ecuador de la primera mitad para acercarse al área de l Xerez, eso sí, con sumo peligro, ya que Doblas, con el rostro, impidió que Pelegrín lograra el primer tanto visitante con la testa.

Falta puntería

Pero el Xerez quería seguir con el guión establecido por Moreno en el vestuario. Toque, toque y toque, junto a velocidad en ataque hacía de los azulinos un rival peligroso, pero sin gol, como demostró una vez más Tato, quien ayer parecía no tener su día. El murciano le cogía la espalda a la zaga ilicitana y cuando se plantaba ante el meta Juan Carlos intenta sorprender con una vaselina que todo el mundo intuía en Chapín. Eran los momentos de mejor fútbol, entre dos equipos que pueden tener distintos objetivos, aunque elaboran un juego muy parecido, de toque, velocidad y desborde. A diez para el descanso, Toni Doblas volvía a sacar a relucir su mejor versión con una parada imposible a Ángel, que se colaba entre los centrales, pero era incapaz de superar al sevillano. En la siguiente jugada, Maldonado tira de pillería y fuerza un penalti que Pablo Redondo, con un tiro flojo y bastante previsible, falla. Minutos de nervios e intensidad previos al descanso.

En la segunda parte el Elche saltó al terreno de juego con la lección bien aprendida, sin dejar jugar a un Xerez que seguía evolucionando en el campo a base de toque, pero que se veía frenado una y otra vez por el juego brusco de los de Bordalás. El Elche es un equipo que va al límite en cada acción y en apenas cuatro minutos ya habían cortado las jugadas del Deportivo con falta hasta en cinco ocasiones. Declaración de intensiones, sin lugar a dudas, de un equipo que saltó al verde con una marcha más que los locales, de nuevo abocados al juego directo buscando a Tato y José Mari. Sin embargo, la dureza de los de Bordalás propició que los azulinos buscaran la falta cerca del área de Juan Carlos, quien evitó una vez más el gol xerecista. Gran golpe franco lanzado por Campano que el meta del Elche saca de la misma escuadra con una gran estirada, la primera, ya que poco después evitaba el gol de Maldonado sacando la mano junto al palo.

Oficio vs toque

Era el momento de centrarse ante un Elche que comenzaba a dar por bueno el empate y daba a entrada a centrocampistas que pararan el juego de elaboración del Xerez, cada vez menos cómodo y con pocas vías de escape para llegar a la portería de Juan Carlos. Ganas no faltaban, juego elaborado tampoco, pero Bordalás ya había montado su fortín en la zaga y lo dejaba todo en manos de la calidad de sus jugadores de ataque, cada vez más cercanos al área de Toni Doblas.

Estaba todo atado y bien atado por parte de los dos equipos y solo un error desnivelaría la balanza. Cada parte jugaba sus cartas; el Xerez con juego elaborada y entradas por bandas, el Elche, a verlas venir y presionando como si fuera el primer minuto de juego. La batalla ofrecida durante todo el encuentro hizo mella en los últimos compases de juego, donde el juego enloqueció y todo parecía listo para sentencia, firmándose un reparto de puntos en una tarde en la que el Xerez se mereció mucho más que un punto.