El Gobierno francés niega fallos en los servicios secretos
Alega que nada permitía detener al 'terrorista de la moto' pese a estar fichado por sus viajes a Afganistán
PARÍS.Actualizado:El Gobierno francés se vio obligado a salir al paso ayer de las críticas a la eficacia de los servicios secretos para detectar por anticipado la peligrosidad de Mohamed Merah. El autor de los siete asesinatos cometidos en Toulouse y Montauban, abatido el jueves en el asalto policial a su guarida, estaba fichado por el contraespionaje galo, que le había interrogado en noviembre al regresar de su segundo viaje a Pakistán y Afganistán.
En una entrevista radiofónica, el primer ministro, François Fillon, aseveró que no existía ningún elemento que permitiera detener al 'terrorista de la moto' antes de que perpetrara los atentados porque Francia es «un Estado de derecho». «No tenemos derecho, en un país como el nuestro, a vigilar permanentemente y sin decisión de justicia a alguien que no cometió un delito», puntualizó el jefe del Gobierno.
Fillon reconoció ante los micrófonos de la cadena RTL que resulta «muy difícil» evaluar la magnitud de ese problema. «Hay miles de personas que hacen desplazamientos a esas regiones por motivos religiosos, que no están vinculados sistemáticamente al terrorismo y al extremismo», se justificó. La polémica sobre la actuación de los servicios de inteligencia se intensificó en las últimas horas con la reanudación de la campaña electoral. En su primer mitin tras el paréntesis por el duelo nacional, el candidato socialista, François Hollande, habló de un «fallo» en el seguimiento de Merah y abogó por un mayor control de los desplazamientos a países sensibles. En un desplazamiento electoral a Valenciennes, Nicolas Sarkozy observó que «las preguntas en democracia son normales». «Este criminal está neutralizado y por lo menos no se me pregunta dónde está. Se han evitado otros atentados pero siempre hay gente que piensa que lo habría hecho mejor o de manera diferente», esgrimió.
Perfil «atípico»
El propio jefe de la Dirección Central de Información Interior (DCRI), Bernard Squarcini, salió de la sombra para garantizar que resultaba «imposible» haber actuado con mayor rapidez para arrestar a Merah. El hombre al que Sarkozy colocó en 2008 para crear y pilotar el 'FBI a la francesa' alegó la «doble cara» y el perfil «atípico» de un sospechoso que «no tiene los atributos exteriores del fundamentalista». Fuentes de su entorno testimonian que fumaba, iba a discotecas, salía con chicas, le apasionaban las motos y los coches, cumplía el Ramadán pero no era muy religioso.
'El escualo' -como se conoce al tiburón del espionaje- explicó en Le Monde que Merah fue investigado nada más volver, en diciembre de 2010, de su primer desplazamiento a Afganistán. «Pero no hay nada, ni activismo ideológico ni frecuentación de la mezquita», señaló. En ese viaje transitó por Turquía, Siria, Libia, Jordania e incluso Israel, donde la Policía de Jerusalén «descubrió una navaja en su mochila y luego lo soltó». El 13 de noviembre llegó a Afganistán, pasando por Tayikistán, y el 5 de diciembre regresó a Francia tras ser controlado el 22 de noviembre en la ciudad de Kandahar.
En el segundo viaje a la zona, efectuado el pasado verano, estuvo dos meses en Pakistán «para buscar una esposa». «Nos dijo que había ido a Waziristán y que había encontrado allí otros franceses como él», además de recibir un «entrenamiento particular», reveló Squarcini.
Tras volver de forma precipitada a causa de una hepatitis, por la que estuvo ingresado en un hospital de Toulouse, en noviembre de 2011 fue convocado por la DCRI. «Explicó con fotos todo el recorrido turístico que realizó en Oriente Próximo, en Afganistán y en Pakistán», indicó el jefe de los servicios secretos.
Tras esa entrevista, la DCRI lo incluyó en el fichero de personas buscadas «para ser informado en caso de control y de desplazamientos». Pero no fue catalogado como un individuo de alta peligrosidad capaz de pasar a la acción en breve plazo. «Merah es alguien que tiene un comportamiento violento desde la infancia, al que no se puede vincular con ninguna tipología», argumentó Squarcini.
Otras fuentes de la DCRI explicaron a Le Monde que «Merah es el ejercicio más difícil para nosotros» por tratarse de alguien que «se autorradicaliza en una dinámica solitaria». «Si el tipo madura su proyecto en un rincón, no podemos explorar su inconsciente», plantearon.