Hitler, un «cerdo de retaguardia»
El historiador Thomas Weber desbarata la leyenda del 'Führer' como soldado heroico durante la Primera Guerra Mundial
MADRID. Actualizado: GuardarEl soldado raso Adolf Hitler fue un ser anodino, gris y carente de personalidad. Si destacó por algo fue por su ausencia de carisma, falta de arrojo y disciplinado sometimiento a sus superiores. Algo paradójico en una figura que años después arengaría a las masas con pasión y eficiencia y se convertiría en uno de los mayores asesinos de la Historia. Una figura en la hay mucho de construcción legendaria. Así lo sostiene y demuestra el joven historiador británico Thomas Weber (1974), que publica en español 'La primera guerra de Hitler' (Taurus), una pormenorizada reconstrucción de los años jóvenes del fundador del nazismo y su primer experiencia bélica, no tan decisiva como él pretendió.
Es un libro apasionante y riguroso que en sus más de quinientas páginas desarma muchos tópicos y arroja luz sobre los años más oscuros del 'Führer'. Se centra Weber en los años en los que el joven Adolf ¿combatió? en la Primera Guerra Mundial, para descubrir que no alcanzó el grado de cabo, como sostenía su maquillada biografía oficial, y que se quedó en soldado de primera. Que el 'gefreiter' Hitler, ese era su grado, apenas pegó un tiro, que no se sabe que abatiera a un solo enemigo y que pasó la mayor parte de la primera contienda global en un cómodo destino de retaguardia, como correo en suelo francés, y soportando a unos compañeros de armas que le despreciaban como a uno de tantos «cerdos de retaguardia».
No asegura Weber que Hitler fuera un cobarde, presunta afirmación que le ha granjeado amenazas y la animadversión de los neonazis, pero sí detalla y documenta cómo se pasó la guerra conduciendo las misivas de forma diligente, cómo cumplió órdenes sin rechistar, y cómo más adelante fabuló sobre su experiencia militar y bélica. Lo más probable es que no acabara con la vida de ningún enemigo. Lo único cierto es que «nunca lo reivindicó» y que dada la escasez de oportunidades Weber lo juzga como «extremadamente improbable».
No digo que fuera un cobarde, pero sí está claro que fue un mentiroso», afirma Weber, que ha contrastado cómo los relatos posteriores del propio 'Führer' no se ajustaban a la realidad y cómo se reinventó su propia biografía «por razones políticas».