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ESPAÑA

Urdangarin sale en defensa del Rey y de la infanta Cristina

El abogado del duque tacha de «gratuitos y malintencionados» los intentos de vincular al monarca y a su hija con la 'trama Nóos'

MELCHOR SÁIZ-PARDO
MADRID.Actualizado:

En apariencia es un simple escrito jurídico de solo tres páginas, pero en realidad es un encendido alegato en favor del buen nombre del Rey y de la infanta Cristina. Iñaki Urdangarin, a través de su abogado, salió en defensa de su suegro y de su esposa, y denunció las maniobras «espúreas e injustificadas» del sindicato Manos Limpias por vincular a toda costa y sin pruebas al jefe del Estado y a su hija con el 'caso Nóos'. El juez, por su parte, insistió en que sigue sin ver pruebas para imputar a la infanta y niega con rotundidad cualquier trato de favor o que afirmara que no le acusaba por no «estigmatizarla».

Mario Pascual Vives, el letrado del duque de Palma, se muestra más beligerante que nunca en su alegato contra el recurso de reforma de 'Manos Limpias' en el que el sindicato fantasma, por segunda vez, reclama sin éxito que Cristina de Borbón sea citada a declarar como imputada en la denominada 'pieza 25' del 'caso Palma Arena', en la que ya está acusado su marido. La insistencia de Manos Limpias agotó la paciencia del habitual mesurado letrado, al que sobre todo parece molestar que la acusación popular compare a la infanta con Ana Tejeiro, la mujer del exsocio de Urdangarin, Diego Torres, también imputada en este procedimiento. Para Vives «no hay parangón posible» entre las esposas de los dos responsables de Nóos, pues Tejeiro «tuvo una participación activa» en la trama mientras que la duquesa de Palma «ni tan siquiera actuó» en el instituto, como «ha quedado acreditado en las declaraciones de cuantos coimputados o testigos han sido interrogados en esta causa».

El abogado del duque lamenta que Manos Limpias intente la imputación de la infanta con «valoraciones espúreas e injustificadas» y usando tretas como la de presentar una encuesta pública que apoya la declaración de la infanta y cuyo único fin es «satisfacer a una opinión pública ávida de determinadas noticias» ajenas al procedimiento penal.

La expresión de la «mujer del César» referida a Cristina de Borbón también levanta ampollas. Según la defensa de su marido, esa frase, lejos de ser una «libertad retórica», requeriría una «llamada al orden procesal» por parte del juez a Manos Limpias porque considera que ha faltado al «respeto y probidad» de la hija del Rey.

Según Urdangarin, el seudo sindicato pretenden involucrar a don Juan Carlos y a su hija simplemente por «estar unidos por vínculos de consanguinidad y/o afinidad» con un imputado, a pesar de que ellos no han tenido ninguna «relación o contacto» con los hechos investigados en la causa. El abogado del duque llega a afirmar que cualquier «invocación» de la «persona del Rey» en el recurso de la acusación popular debería «tenerse por no escrita ni tan siquiera por insinuada» por ser «absolutamente gratuita, espúrea, malintencionada e injustificada».

Sin entrar en la defensa cerrada que hace Urdangarin de la Corona, el juez José Castro rechazó, por segunda vez, imputar a la infanta y aprovecha su auto en el que desestima el recurso de Manos Limpias para aclarar que él nunca defendió que no iba a citar a la hija del Rey para «no estigmatizarla». Sostiene que es una «palmaria falsedad» insinuar cualquier trato de favor a Cristina de Borbón por su origen y que con lo de «no estigmatizar» se refería a cualquier persona a la que se pretenda imputar «sin contar con indicios de criminalidad contra ella».

«Estigma»

«Es rotundamente falso -abunda el instructor- que la no citación de Cristina de Borbón en calidad de imputada tuviera como finalidad el librarla del mal trago de verse afectada por estigma alguno al que ella hubiera podido hacerse acreedora si hubieran existido indicios objetivos de criminalidad en su contra, lo que hasta el momento no se ha constatado».

El magistrado recrimina también al sindicato que intente extender la «posible responsabilidad de los imputados a sus cónyuges por el solo hecho de serlo» y que apele al principio general de que la «justicia es igual para todos» para pedir sin más la citación de la infanta.

Castro dice entender el «recelo» que causa la versión de que la hija del Rey desconocía las «actividades» de su marido, pero afirma que, aunque estas dudas «pueden ser comprensiblemente compartidas por un amplio colectivo de personas», por «sí solas» no justifican la imputación de la duquesa de Palma.