Las dudas sobre España e Italia regresan a los mercados
La prima de riesgo escala a los 358 puntos y el presidente del BCE, Mario Draghi, dice que «la pelota está ahora del lado de los gobiernos»
MADRID.Actualizado:Los inversores desconfían de nuevo de los países periféricos de la zona euro. Para comprar deuda a diez años exigen una rentabilidad que en el caso de Italia supera el 5%, y en el de España se acerca al 5,5%, mientras por el bono alemán del mismo plazo solo se exige un interés del 1,912%. La prima de riesgo española trepó ayer a los 358 puntos, después de aumentar 15 puntos básicos durante la sesión -y medio punto porcentual en cuatro días-, mientras la italiana ascendió a 318.
En un clima de incertidumbre generalizada, los principales parqués europeos se tiñeron de rojo. El Ibex-35 de la Bolsa madrileña registró la cuarta mayor caída del año. Ayer cedió el 1,62% y perdió el nivel de los 8.400 puntos, al cerrar en 8.353,6 unidades. Otros mercados de valores siguieron similar trayectoria. El principal indicador de la Bolsa de Milán retrocedió el 1,70%, y registraron descensos algo más moderados el CAC-40 de París, que cayó el 1,56%, y el Dax de Francfort, con descenso del 1,27%. Menos acentuado fue el retroceso del Footsie londinense, que se limitó al 0,79%.
El Ibex-35 se adentra en el terreno de las pérdidas, con un descenso cercano al 3% en lo que va de año. Ante el mal comportamiento de la deuda, los valores bancarios se vieron una vez más castigados -Bankinter cedió el 3,8%; Popular, el 2,86%; BBVA, el 2,39%; Sabadell, el 2,37%; Santander, el 2,21%; CaixaBank, el 2,13%-, pero no fueron los que sufrieron mayor perjuicio. Las acciones de Sacyr se desplomaron el 5,38% y las de la minerosiderúrgica ArcelorMittal se vinieron abajo un 4,30%. La petrolera Repsol, tras las decisiones adoptadas en el consejo de su participada YPF -capitalizar la compañía mediante la distribución de dividendos en acciones-, no ha despejado por completo su conflicto con el Gobierno argentino, y sus títulos retrocedieron el 2,39% tras varias sesiones consecutivas de alzas.
Los recelos de los inversores tienen que ver con la desaceleración de las economías desarrolladas y emergentes, y el riesgo que un retroceso representa para los países más vulnerables de la zona euro. Estos días se acumulan indicadores desfavorables que ratifican el parón de la industria de los Diecisiete en los primeros meses del año, la caída de las ventas minoristas en el Reino Unido y el descenso de la producción manufacturera en China, entre otros.
Riesgos
Tras las sombrías declaraciones del economista jefe de Citi, Willem Buiter, quien advirtió el miércoles de que España está más cerca que nunca de incurrir en impago, y las observaciones de la agencia Fitch, que anticipa la entrada en pérdidas este año de la mayor parte de las entidades bancarias españolas, salvo las dos 'gigantes', los expertos hicieron una interpretación poco optimista de los comentarios del presidente del BCE al diario alemán Bild.
Mario Draghi considera que lo peor de la crisis de la zona euro «ya ha pasado» y la situación en la región se ha estabilizado, aunque advierte de que todavía existen riesgos. Entre los factores que invitan al optimismo destaca que varios indicadores macroeconómicos clave, como la inflación, la balanza por cuenta corriente o los déficit presupuestarios «están mejor que, por ejemplo, en EE UU».
Pero el gestor de la institución emisora añade que «la confianza de los inversores está regresando y en las últimas semanas el BCE no ha necesitado realizar compras de bonos soberanos». Para los analistas, el comentario de que «la pelota ahora está en el tejado de los gobiernos», a los que, en su opinión, corresponde adoptar las medidas necesarias para «inmunizar» a la eurozona, no quiere decir otra cosa sino que el Banco Central Europeo podría dejar atrás actuaciones como las megaofertas de liquidez a tres años a los bancos europeos, que han supuesto un auténtico bálsamo ante los problemas de acceso a la financiación mayorista. Draghi apuntó también que la institución «actuará inmediatamente de manera preventiva» en el caso de que las perspectivas de inflación empeoren, lo que puede traducirse en un anuncio de endurecimiento monetario.
En nada contribuyó a la tranquilidad, finalmente, la advertencia de Ángel Gurría, secretario general de la OCDE, aconsejando a los países de la zona euro la creación de un gigantesco cortafuegos. Su bienintencionado comentario -cuanto más grande e impresionante sea, menos probable será que lo necesiten, sugirió- ha puesto de nuevo en el punto de mira no ya a los países rescatados, sino a los periféricos que siguen siendo objeto del ataque de los especuladores.