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Primera novela sobre los bebés robados

Clara Sánchez narra en 'Entra en mi vida' la tragedia de las mujeres privadas de sus hijos «Traicionaron a miles de familias y lo hicieron disfrazados con el uniforme de la bondad», lamenta la autora

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¿Y si me hubieran robado a mi hija? ¿Cómo habría sido mi vida? En estas atormentadas preguntas está el germen de 'Entra en mi vida' (Destino), última novela de Clara Sánchez (Guadalajara, 1955). La escritora fue madre a principios de los ochenta. La casualidad quiso que pariera en Madrid, donde estaba de paso, y en ausencia de su marido. Su madre le acompañó en el parto y no dejaba de repetir que su hija no era una madre soltera. «No entendí entonces la insistencia de mi madre, que me repetía 'tú no sabes nada, nada de nada'. Con el paso de los años y las salida a la luz del drama de los niños robados, comprendí que el runrún estaba entonces muy vivo, que mi madre tenía razones para hablar así, que trataba de protegerme y que yo podría haber sino una de esos miles de madres a quienes robaron a sus criaturas» explicó ayer Clara Sánchez.

Tres décadas después, la escritora novela en clave de «intriga psicológica» el drama de esas mujeres a quienes arrebataron sus hijos y que pasaron por locas ante sus familias, clamando por una verdad que intuían y que ahora empiezan a desentrañar los tribunales. «Esta novela, hecha de dudas, sospechas y miedos, expone y siente el hondo drama de esas mujeres y sus hijos; muestra quienes fueron los ladrones, pero no juzga a nadie» advierte la escritora. Vuelve con ella a la arena editorial tras el éxito de 'Lo que esconde tu nombre', la novela sobre los nazis ocultos en España que le dio el premio Nadal en 2010. Ha vendido 200.000 ejemplares solo aquí y se apresta a superar el millón de copias en todo el mundo.

«Es una novela de gestos, de amor, de heroísmo y miedo» insiste Clara Sánchez, que ha hecho del miedo de estas madres «un personaje más del relato». Son casi 500 páginas «muy pegadas a la actualidad y que han ido creciendo según se destapaba el escándalo de los niños robados». «Es aterrador. Le podría haber pasado a cualquiera. Y lo peor es que se siguieran dando casos en los ochenta y los noventa, en plena democracia; que casi hasta el año 2000 se sostuviera una trama en la que los actores fueran médicos, enfermeras o monjas. Unos seres en los que confiamos por definición» apunta. «Son personajes que habitan el uniforme de la bondad, y que traicionaron la confianza de unas mujeres que debía ser sagrada» se duele la escritora. «No es una novela de denuncia -advierte- pero sí denuncia la insondable desconfianza que generaron esos uniformados del bien, que hicieron imposible una vida normal a miles de familias».

Durante dos años ha seguido puntualmente Clara Sánchez los hechos que se han ido sucediendo, desde las primeras denuncias y exhumaciones de ataúdes blancos vacíos a la recentísima inculpación de son María, la nonagenaria hermana de la Caridad acusada ahora de detención ilegal y que investiga un juzgado de Madrid. «No he querido hacer una novela periodística ni un ensayo sobre los niños robados, sino sobre los movimientos que estos suceso removieron en mí. Invento la novela sobre una realidad histórica» dice.

«Tragedia sorda»

La escritora alcarreña se siente «cómplice de la tragedia sorda de esas familias» que en muchos casos «acabará sin que se haga justicia». «Los delitos que se están imputando podrían estar prescritos, por no hablar de documentos desaparecidos, de falta de pruebas» denuncia la escritora para quien ahora toman pleno sentido las advertencias de su madre como «jamás dejes a la niña sola, nunca, ni con nadie» en los días siguientes al parto y que tomó entonces por cierta histeria de abuela.

El motor de la novela es Verónica, la hija que toma el testigo de Betty, la madre atormentada por la sospecha de que le han robado a su hija «y que lucha inútilmente durante toda su vida».