Gobierno e islamistas dicen adiós al líder copto
Con gritos de «¡Papa Shenuda estás ya en el Cielo!», miles de fieles corrieron tras el vehículo con el féretro del dirigente espiritual
EL CAIRO.Actualizado:Desmayos, gritos de dolor y desconsuelo se sucedieron ayer en la despedida del papa Shenuda III, el hombre que lideró la Iglesia copta durante cuatro décadas y que falleció el pasado sábado a los 88 años. Su multitudinario funeral se convirtió en una muestra de unidad religiosa en un momento delicado para los cristianos de Egipto, preocupados por el efervescente auge del islam político.
Después de que tres personas murieran asfixiadas y más de un centenar resultaran heridas en avalanchas humanas durante el velatorio de Shenuda III, las autoridades pusieron orden y solo permitieron acceder a la catedral de San Marcos a 4.000 invitados, entre ellos miembros del Gobierno, de la junta militar, de las Iglesias orientales y de representantes de organizaciones religiosas como Al Azhar, la principal institución musulmana suní del mundo, o de los Hermanos Musulmanes. Miles de personas pudieron seguir, sin embargo, las exequias a través de una pantalla gigante en la fachada del edificio.
No sólo la minoría cristiana -el 10% de la población egipcia- soportó ayer el calor y las multitudes. Agitando una imagen del pontífice, Sabah Ismail, una enfermera musulmana, recordaba que el 'baba', como los egipcios llaman al papa, «trabajó por la paz y la unidad de las religiones. Su muerte es una gran pérdida para todos los egipcios». A su lado, lágrimas brotaban de los ojos de otra vecina y se perdían en su 'niqab', el velo que cubre la cara y que llevan algunas musulmanas muy conservadoras.
La multitud explotó ayer en llanto cuando el féretro blanco de Shenuda III abandonó la catedral rumbo al aeropuerto militar de Almaza, desde donde fue transportado en un helicóptero militar al monasterio de San Bishoy, en Wadi Natrum para recibir sepultura. Despidiendo al patriarca, con gritos de «¡Ya Rab!» (¡Oh, Dios!) y «¡Papa Shenuda, estás ya en el Cielo!», miles de personas rompieron la barrera policial y persiguieron corriendo el vehículo con el féretro.
«Nuestro padre lideró la Iglesia en años muy difíciles, siempre con inteligencia y una exquisita educación», explicó el juez Amir Ramzy, una de las figuras más prominentes de la Justicia egipcia.