COSER UNA TAZA
Actualizado:E l verbo «coser», más allá del significado inmediato que todos conocemos relacionado con los tejidos y la elaboración de ropa, se utiliza también en su excepción médica de «poner puntos de sutura a una herida». Este fin de semana «largo», sin llegar a ser un segundo puente en quince días, nos ha dejado claro que coser a máquina a veces no es tan efectivo como hacerlo a mano con tiempo y dedicación. La taza en la que vivimos está algo cascarillada. La cerámica con la que se coció hace ya tres mil años y que fue más o menos restaurada unos doscientos cincuenta atrás, se encuentra eso, con grietas y sin esmalte. Y en vez de mirarla con microscopio a ver qué fragmento ha sido más débil y la razón de su caída para que cuando lo reemplacemos no vuelva a pasar, hemos hecho como cuando hay una mancha de humedad en la pared, y en vez de secarla previamente, cogemos y le echamos una mano de pintura ahí, a ojo. De esos errores tiene que estar atento el aparejador aunque, en este caso, a la aparejadora le gusta pasearse por la obra con la intención de terminar lo que se pueda cuanto antes y luego escapar a algún puesto un poco más tranquilo, no vaya a ser que la taza se rompa y pidan explicaciones. Una pena, porque si todo hubiese salido como esperaban, los veinte años de reinado también hubieran dado para más de una celebración.
En los proyectos, ponerse una fecha es fundamental, pero la fecha no debería ser la obsesión, la obsesión es el objetivo, la fecha lo orientativo. Nos hemos obsesionado con la fecha, cuando cumplir años lo único que nos recuerda es que somos un pelín menos jóvenes, aunque con más experiencia. La «depresión del Doce» que comienza hoy seguro que será como la depresión del fin de exámenes; mientras se preparan se piensa en la cantidad de cosas que se podrían estar haciendo en ese momento, y cuando ya no se tiene esa carga, el estado de ánimo hace chof y cae en las ganas de 'sofing' dominguero. Eso le va a pasar a la administración gaditana. Vamos a verlos a todos tirados a la bartola en La Caleta, con resaca de Tía Pepa.