Presidente Gauck

Joachim Gauck, de 72 años, antiguo pastor luterano y activista pro-derechos humanos, fue elegido ayer nuevo presidente de la República Federal de Alemania. Su currículo, su imagen y su imparcialidad político-partidaria ya le situaron hace menos de dos años como un candidato excelente para la jefatura del Estado, pero Angela Merkel prefirió un perfil más convencional y Christian Wulff, un democristiano como ella, fue el elegido. Tal era la costumbre y nada dejaba presagiar que algunos hechos en la conducta privada del presidente poco compatibles con su cargo, le obligaran a dimitir el mes pasado. La turbación suscitada entre la clase política (el cuerpo que, en realidad, elige al presidente) favoreció la elección de alguien que recordara más a la ética y la acción social que a los compromisos partidarios.La imagen de Gauck es, como la de la propia Merkel, la de alguien que viene del Este, la antigua RDA, y parece redondear la reunificación y la normalización en un registro moral. No hay tal cosa a estas alturas y, en realidad, su elección recuerda más bien a una especie de autoatrición de una clase política que se sabe no muy favorecida por la estimación del público. Tal es la lección del día.