Hombre de 45 años, divorciado y londinense, perfil del británico triste
Una investigación en Reino Unido demuestra que vivir en las grandes ciudades produce más infelicidad
Actualizado:El primer ministro británico, David Cameron, fue uno de los primeros mandatarios en pedir que la riqueza de un país no se midiera simplemente por su PIB, sino por otros factores que tienen más que ver con algo menos medible, la calidad de vida. Quizá por eso, la Office National Statistics (ONS), equivalente al INE en el Reino Unido, ha puesto por una vez los fríos números al servicio de la felicidad. Y le han salido unos resultados sorprendentes.
Si hubiera que elegir quién es el británico más feliz, tendríamos que buscar a un hombre o una mujer casados (en la felicidad no hay apenas diferencias entre los sexos), con dos o cuatro hijos (tener un número par de vástagos proporciona, al parecer, más satisfacción que un número impar), con un trabajo a media jornada (menos de 15 horas a la semana) y residente en Irlanda del Norte (una zona que hasta hace una década se encontraba en ‘guerra’ y que sin embargo, despega ahora como un eje económico en el Reino Unido). En cambio, el británico más infeliz sería un hombre de 45 años, divorciado, perteneciente a una minoría étnica (africano o caribeño) y que resida en Londres, curiosamente, una de las ciudades donde cualquier persona sueña con vivir. Pero como explica en ‘The Times’ Juliet Michaelson, investigadora de la New Economics Foundation, “los resultados demuestran lo que todo el mundo sabe. Londres es la región más rica del Reino Unido, pero no es la más feliz. Los encuestados en la capital tienen niveles muy bajos en todos los indicadores de calidad de vida”.
La encuesta ha recogido información de 80.000 personas y muestra algunas tendencias generales y extrapolables. Quienes están casados o viven con una pareja formal son más felices. Tras ellos se encuentran quienes cohabitan, los solteros, los viudos y finalmente, los divorciados. Los enamorados o los que llevan menos de cinco años con su pareja están más satisfechos que quienes llevan más de cuarenta años juntos, a los que parece que se les ha acabado la alegría de vivir. Y los mayores de 65 años, en general, están menos alegres, sobre todo en el caso de las mujeres: los investigadores lo asocian a la idea de que los hombres, cuando se jubilan, sienten que aún les quedan por delante más momentos de divertimento. No hay edad para la felicidad, pero quizá sí la haya para la infelicidad.