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Varios líderes tribales conversan con la prensa tras reunirse con el presidente afgano, Hamid Karzai, en Kabul. :: AFP
MUNDO

La indignación se dispara en Afganistán

Los líderes tribales afirman que EE UU ha causado más muerte y destrucción que los soviéticos en los años ochenta

MIKEL AYESTARAN ENVIADO ESPECIAL
KABUL.Actualizado:

El día ha sido muy largo. Los cinco líderes tribales que encabezan la delegación de treinta personas que ha llegado de Kandahar para hablar con el presidente Hamid Karzai toman té en la habitación de una pequeña casa de huéspedes del centro de Kabul. «No venimos a pedir nada, solo queremos que se sepa la verdad y que los culpables paguen ante nuestra Justicia», confiesa Hajji Fazul Mohamed, líder del consejo local de Panjwai, el distrito de Kandahar donde 16 civiles perdieron la vida el pasado domingo tras los disparos de un soldados de Estados Unidos.

La reunión con el dirigente ha durado más de tres horas y hoy habrá una nueva sesión «porque quedan muchos temas pendientes», asegura Fazul Mohamed. Se muestra indignado por la decisión de Washington de llevarse fuera de Afganistán al presunto culpable de la matanza, aunque están seguros de que «fue una labor de grupo».

El militar, que ya se encontraba en Kuwait, voló ayer en dirección a Estados Unidos mientras su abogado comparecía ante los medios en Seattle. El letrado trató de defender lo indefendible argumentando un ataque la víspera de la masacre contra un convoy norteamericano cerca de la base. «Sufrieron un IED (artefacto explosivo improvisado) a tres kilómetros de Zangabad, en un lugar llamado Makwan. Entonces sacaron a toda la gente de sus casas y amenazaron con matarles a todos si se repetía», comenta Fazul Mohamed.

Mandatario furioso

Todos pertenecen a la tribu popalzai, la misma de Karzai y que no ha ocultado su ira en los últimos días. «Esto ha ido demasiado lejos, es el fin de nuestra paciencia», les confesó el presidente afgano. Estas han sido sus palabras antes de repetirles el mismo mensaje que transmitió al secretario de Defensa de EE UU, Leon Panetta, sobre la salida de las tropas internacionales de las zonas rurales antes de la fecha prevista.

El presidente también ha censurado la falta de cooperación de los investigadores norteamericanos que en ningún momento permitieron a sus colegas afganos el acceso al principal sospechoso. «Hay muchas preguntas sin respuesta. Un hombre solo no es capaz de hacerlo. En una casa mataron a personas que descansaban en cuatro dormitorios diferentes y después los cuerpos fueron llevados a otra estancia para prenderles fuego», declaró Karzai ante la prensa al final del encuentro de ayer en Kabul.

El Ejército de EE UU llegó a Zangabad en octubre de 2010 y colocaron el puesto de combate en el centro de la aldea. «Desde entonces todo han sido problemas. Hay presencia de grupos talibanes y se producen combates esporádicos, luego nos culpan a nosotros de colaborar con sus enemigos, pero no es cierto. Estamos en medio de su guerra», lamenta Nour Mohamed, otro de los notables de Panjwai, que fue testigo en primera persona de los hechos del pasado domingo en Pangwaii. «Me despertaron los disparos a la una y media de la mañana. Durante una hora no dejaron de sonar, también sobrevoló la zona un helicóptero y mantenían la aldea iluminada con bengalas. A las tres de la mañana todo se calmó y pudimos recoger los cuerpos de los muertos y llevar a los heridos a la base para que los evacuaran al hospital de Kandahar», recuerda el anciano, cuya narración dista de la versión oficial del Pentágono que habla de un solo militar implicado.

«Todos los que estamos en esta sala luchamos contra los soviéticos. Ellos eran un enemigo que iba de cara, sin rodeos. Los americanos vienen diciendo que son amigos y nos quieren ayudar, pero mienten. En estos once años han causado más muertes y destrucción que los rusos en los ochenta», subraya Nour Mohamed y asienten los otros cuatro ancianos, veteranos de la guerra santa. Han pasado casi tres décadas, pero aseguran que no se les ha olvidado pelear. «Cuando los afganos se cansen de promesas incumplidas habrá un alzamiento nacional y será el final de esta ocupación», sentencia Nour Mohamed.

Tras casi una hora de entrevista, se produce un silencio cuando las noticias informan del helicóptero turco caído por la mañana en las afueras de Kabul. Al menos doce soldados de la OTAN y dos niños han perdido la vida. Los ancianos siguen bebiendo té recogidos en sus mantas y tocados con turbantes blancos y negros. Como el resto de ciudadanos de este país, se han acostumbrado a convivir con el dolor.