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PAN Y CIRCO

IKECHI ANYA

FRANCISCO MÁRQUEZ
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No reúne casi ninguna de las cualidades naturales para convertirse en un ídolo del cadismo. Bueno, ninguna o casi ninguna porque la verdad es que el muchacho tiene una tendencia considerable a coger peso. Es más, es el típico futbolista que en el momento en el que se va de vacaciones y no entrena puede engordar tanto como le pasaba a aquel extremo Turu Flores que jugó en Las Palmas y el Deportivo de la Coruña.

Los mejores jugadores de la historia del Cádiz, los mayores ídolos del cadismo no se han caracterizado precisamente por correr. Casi puedo asegurar, sin miedo a equivocarme, que recuerdo a muy pocos futbolistas que hayan vestido la elástica amarilla que se hayan caracterizado por su velocidad. Mágico González no se caracterizaba por su rapidez, tenía un regate endiablado, una chispa y una genialidad difícil de igualar. Pero por la banda no se iba de nadie. Tampoco engordaba.

Pepe Mejías tenía otras cualidades. Lo suyo era dirigir en el centro del campo y enviar balones a 40 metros. Era un maestro, un jugador con una visión de juego envidiable que, a lo mejor, incluso se quedó corto en su progresión y que podía haber llegado más lejos. Bueno, eso que aprovechó el cadismo.

Ha habido otros peloteros a los que la afición ha idolatrado y, en algunos casos, más en plan de cachondeo que otra cosa. Sucedía con Linares y Manolito. Fueron referentes para la hinchada y, al margen de la coña que envolvía a ambos, hacían bien lo suyo, que no era otra cosa que cortar balones y fajarse con los rivales.

En la actual plantilla tenemos un extremo veloz llamado a convertirse en uno de los preferidos por la grada. Carranza ya corea su nombre. El tipo es algo gordito pero tiene una rapidez endiablada. Es difícil ser ídolo de nada en Segunda B y me gustaría verlo en categorías superiores. De momento da alegrías cabalgando por la banda. Y viendo el panorama casi es mejor salir corriendo.