Obama y Cameron rechazan cambiar el paso en Afganistán
Un vehículo se cuela en la pista de una base británica en el sur del país asiático mientras aterrizaba el secretario de Defensa de EE UU
NUEVA YORK. Actualizado: GuardarEntre bromas y guiños de simpatía mutuos, los líderes de Estados Unidos y Gran Bretaña escenificaron ayer en los jardines de la Casa Blanca el buen momento que atraviesan la relaciones de los dos países -«sólidas como una roca», diría Barack Obama-, con una sintonía total en los asuntos más calientes, llámese Irán, Siria o Afganistán. El aliento del primer ministro británico, David Cameron, no podía ser más oportuno tras semanas de violencia y muchas muertes inocentes en el país centroasiático, donde la quema de coranes primero y la masacre de 16 civiles cometida por un soldado norteamericano ha hundido aún más la reputación de EE UU en la zona.
«Vamos a completar esta misión y vamos a hacerlo de manera responsable. La OTAN mantendrá su compromiso para que Afganistán nunca más sea un paraíso donde Al-Qaida prepare ataques contra nuestros países», declaró un Obama decidido a cumplir la hoja de ruta acordada con el Gobierno de Hamid Karzai. Aun así, enfatizó que seguirá al pie de la letra el plan de transición que otorgará al Ejército afgano el control de las operaciones militares a partir del próximo año mientras el grueso de las tropas de la OTAN quedaría relegado a funciones de apoyo hasta su retirada definitiva en 2014.
Intento de atentado
En un esfuerzo por aplacar las tensiones en el país centroasiático, el secretario de Defensa, Leon Panetta, aterrizó en una base militar librándose por los pelos de un atentando de incalculables consecuencias. Una pequeña camioneta conducida por un afgano logró burlar las fuertes medidas de seguridad e irrumpió en la pista de aterrizaje «aproximadamente al mismo tiempo» que el avión del político norteamericano, confirmó poco después George Little, portavoz del Departamento de Defensa.
Algunas versiones apuntaron que el vehículo llegó a explotar, mientras que según otras se incendió. El portavoz estadounidense ha asegurado que el vehículo no estalló ni ardió y que fue únicamente su conductor quien quedó envuelto por las llamas. «Creemos que el secretario no ha estado nunca en peligro», ha afirmado Little.
Recuperado del susto, Panetta habló en la base de Camp Leatherneck en donde los soldados que acudieron a escucharlo fueron obligados a dejar sus armas en la entrada, la primera vez que siguen este procedimiento en una visita de un secretario de Defensa. Sin andarse por las ramas, Panetta evocó la quema de ejemplares del Corán en una base estadounidense a fines de febrero, que provocó una ola de manifestaciones con más de 40 muertos. Luego habló sobre la matanza del domingo, cuyo autor ha sido enviado a un centro de detención fuera de Afganistán. «No dejaremos que actos individuales socaven nuestra determinación». Mientras pronunciaba su discurso otros dos atentados añadían nueve muertos más a la larga lista de víctimas de la guerra.