ANTOÑITA

Así soy yo' se titula el libro de memorias de Ana Obregón. Supongo que porque ya estaba cogido el 'Yo soy ésa', que si no se lo apodera. En efecto, así es ella. De traca. «Esto no son unas memorias», nos advierte. «Es la película de mi vida». La película. No hace falta que lo jure. Ya de pequeña en su casa le llamaban Antoñita la fantástica, por eso la autobiografía de esta peliculera mujer debería comenzar con el rugido del león de la Metro (para irnos ambientando), con un «Fantasías animadas de ayer y hoy presentan...» (para no llamarnos a engaño) o con el eterno «Érase una vez...» Porque a partir de esa primera línea de la dedicatoria (tal vez lo más veraz de la obra) el lector se va a enfrentar a un texto mucho más emparentado con el realismo mágico, el cuento latinoamericano o la novela decimonónica (sin sus dosis de realismo) que con el ensayo biográfico. Cuenta Ana esta semana en '¡Hola!' con ese desparpajo tan suyo, que semejante tocho de 400 páginas, basado en sus 28 diarios, lo ha escrito en su apartamento de Miami durante un penoso encierro en el que, a la vista de su recién estrenado rostro, sospecho que aprovechó para recuperarse del último lifting. Lo malo es que se ha pasado con el Photoshop. No en las fotos, que también, sino sobre todo en las memorias. Están más retocadas e idealizadas que Jennifer Lopez posando en biquini. JLo sin Photoshop es una tía estupenda, pero con cartucheras y mollas. Y Ana Obregón, con sobredosis de Photoshop, es esa irresistible mujer que dejó turulatos a Spielberg y a Alberto de Mónaco. «Papá -díjole un embelesado Alberto a Rainiero (en la versión Photoshop)-, ella es Ana Obregón, la actriz y bióloga española de la que te hablé». Esto sin Photoshop se queda en que como actriz partició en películas como 'Bellas, rubias y bronceadas' y 'Freddy, el croupier'. Y como bióloga... En fin, no nos constan sus avances. A menos que, como diría con cinismo Clark Gable en 'Mogambo', sea ella «una autoridad en no sé qué tipo de mosca», y aún no nos hemos enterado.