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FUTBOL | LIGA EUROPA

El Atlético más sólido toma Estambul

Adrián, Falcao y Salvio materializan la superioridad de los de Simeone ante el Besiktas

JAVIER BRAGADO
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El Atlético más fiable de los últimos tiempos ya pasea por Europa su nueva categoría. En Estambul el supuesto infierno turco fue tibio ante la seguridad que demuestran los de Simeone en los últimos tiempos. Sin complicaciones, sin sustos, sin nervios y con apenas algún intento de presión en los primeros minutos, el equipo español ganó en el confín de Europa.

El conjunto madrileño controló el juego, distribuyó el balón sin arriesgar y dispuso de alguna pequeña pizca de diversión cuando Falcao, Adrián o Arda Turan pisaron el campo rival. Enfrente se presentó un Besiktas concentrado en su propia travesía por el desierto tras más de un mes sin ganar, con un cuarto puesto en la Superliga turca y sin presidente desde la marcha de Yildirim Demirören. Demasiada introspección como para sacudir los cimientos del sólido Atlético de Simeone.

Lo cierto es que desde que Turan entregó a Adrián el primer gol -en un área vacía de defensas-, el duelo se limitó a observar cómo aprovechaban los ‘colchoneros’ su ventaja. Liderados por el futbolista turco en su país, el Atlético vivió una noche plácida gracias a su concentración y buen manejo de los tiempos. A base de paciencia y perseverancia lograron los rojiblancos anestesiar a sus rivales hasta el punto de que el somnoliento Gönen permitió a Falcao marcar el segundo gol. El guardameta miró al cielo en lugar de al delantero en un balón aéreo que debió atajar con facilidad si hubiera estado concentrado. Salvio cerró la goleada al contragolpe. Incluso pudieron ser más los tantos si Koke o los delanteros visitantes hubieran acertado en sus ocasionales acercamientos al área.

Del buen partido en Turquía los rojiblancos se llevaron el pase a los cuartos de final y una buena imagen que sostiene su confianza como equipo concentrado y decidido de los últimos tiempos. Todo un cambio en la identidad a mejor de un club cuyos aficionados se habían acostumbrado a presumir de su faceta imprevista.